El viernes, en el pueblo de Chautauqua (NY, EEUU), el autor Salman Rushdie fue apuñalado y golpeado varias veces cuando iba a dar una conferencia:
Un Rushdie ensangrentado, de 75 años, fue trasladado en helicóptero a un hospital y sometido a una intervención quirúrgica, dijo la policía. Su estado no se conoció de inmediato.
La policía identificó al atacante como Hadi Matar, de 24 años, de Fairview, Nueva Jersey. Él fue arrestado en el lugar de los hechos y estaba a la espera de ser procesado. El comandante de la policía estatal Eugene Staniszewski dijo que el motivo del apuñalamiento no era claro.
Un reportero de Associated Press fue testigo de cómo el atacante abordó a Rushdie en el escenario de la Institución Chautauqua y le propinó entre 10 y 15 puñetazos mientras era presentado. El autor fue empujado o cayó al suelo, y el hombre fue detenido.
El Dr. Martin Haskell, un médico que estuvo entre los que corrieron a ayudar, describió las heridas de Rushdie como “graves pero recuperables”.
El moderador del acto, Henry Reese, de 73 años, cofundador de una organización que ofrece residencias a escritores que sufren persecución, también fue atacado. Reese sufrió una herida en la cara y fue atendido y dado de alta en un hospital, dijo la policía. Él y Rushdie iban a hablar de Estados Unidos como refugio para escritores y otros artistas en el exilio.
Rushdie ha sobrevivido más de 30 años de fatwa en su contra desde que el ayatolá iraní Ruhollah Khomeini emitió el edicto de fe, como una cortina de humo para darle un enemigo común a los iraníes y que se distrajeran de que Khomeini tuvo que pactar con Saddam Hussein a pesar de haber prometido que no iba a hacerlo. La vieja confiable de darle un chivo expiatorio a la turba enfurecida.
Ahora ya sabemos que Hadi Matar es musulmán —¡ohh, vaya sorpresa!—, y que simpatiza con el extremismo chiíta y las causas de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica.
La situación de Rushdie es crítica y se pronostica que podría perder un ojo, y el movimiento en uno de sus brazos. Ayer, Zafar Rushdie, hijo del autor, publicó un comunicado en el que informa que a su padre se le retiraron el ventilador y el oxígeno auxiliar, que estuvo consciente, dijo algunas palabras, y que mantiene intacto su desafiante sentido del humor.
Por supuesto, la responsabilidad por este ataque particular la tiene el perpetrador, pero no podemos ignorar que existen un entorno y circunstancias que facilitan la producción de personas así de perturbadas — principalmente están la religión y la negativa de políticos y medios de conectar la creencia con el comportamiento, pero también está la absurda idea de que uno debe respetar las creencias religiosas de los demás. Y resulta que no: el respeto a las creencias sólo le corresponde al creyente, no a quienes nos hemos emancipado de la superstición, y esa pretensión de que hay que respetar las ideas ajenas es una receta tanto para el fracaso social como para el triunfo de la teocracia.
Ya lo dijo el propio Rushdie en 2005: “En el momento en que declaras que algún sistema de ideas es sagrado, ya sea un sistema de creencias religiosas o una ideología secular, en el momento en que declaras que un conjunto de ideas es inmune a la crítica, la sátira, la burla o el desprecio, la libertad de pensamiento se vuelve imposible“.
A lo mejor, si más personas cuestionaran la religión públicamente, y pusieran de manifiesto los disparates de la misma, menos creyentes se sentirían envalentonados para ir tratando de destruir a quien se atreve a pensar diferente.
(imagen: AP Photo / Joshua Goodman)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio | ¿Te ha gustado este post? Síguenos o apóyanos en Patreon para no perderte las próximas publicaciones