Hoy es la toma de posesión de la Presidencia de Colombia por parte de Gustavo Petro — yo dudo bastante que su mandato sean los ríos de miel y leche que cantan sus seguidores, o el infierno castro-chavista que augura la extrema derecha, porque veo la Presidencia de Petro mucho más como un típico caso de cambiarlo todo para que todo siga igual.
A pesar de que tanto petristas como anti-petristas lo ven como el cambio (unos para bien, y otros para mal), lo cierto es que lo más cercano que tenemos a predecir el comportamiento futuro es mirar los comportamientos pasados. Y la trayectoria de Petro tiene antecedentes de feudalismo y premodernidad a cascoporro, que casi que es descabellado concluir algo diferente a que con Petro Colombia andará por las vías del progreso, yendo en reversa… que es exactamente lo mismo que ha ocurrido durante los 200 lamentables años de existencia del país —salpicados por una que otra excepción aquí y allá—.
Para la muestra, ayer Petro y su vicepresidente, Francia Márquez, llevaron a cabo una “posesión espiritual“:
Las organizaciones sociales, populares, étnicas y ancestrales de Colombia que organizaron este evento para recibir el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, aseguraron que la ceremonia tiene como objetivo armonizar “desde la espiritualidad ancestral, el comienzo de este nuevo ciclo en la historia de los pueblos colombianos”.
Durante el evento, que inició a las 8:00 a. m. en el Parque Tercer Milenio, ubicado en el centro de la capital del país, las organizaciones entregarán a Petro y Francia el Mandato Popular.
Quien tenga estómago para aguantar el asqueroso populismo de todo esto, también puede ver el video del evento grabado por el equipo del pasquín Semana (si quieren echarse unas risas, pásense por la sección de comentarios del video, donde la respuesta de los aleluyos cristianos es encomendarse a su propio amigo imaginario y pedirle a su adorado zombie judío que intervenga):
Como dije: cambiarlo todo para que nada cambie. Recurrir a la superstición para cimentar el respaldo popular es demagogia y populismo de libro, y Petro no es la excepción.
Tampoco es que esto sea una sorpresa para nadie que esté saludablemente informado. O para alguien que haya tenido que soportar su paso por la alcaldía de Bogotá, pues la administración Petro violó el Estado laico de manera sistemática. O para alguien con la memoria suficiente para recordar que Petro votó por el intolerante religioso de Alejandro Ordóñez a la Procuraduría General de la Nación. O alguien que no haya vivido bajo una roca cuando Petro lanzó esta última campaña de la mano e iglesia del pastor evangélico Alfredo Saade.
Que un tipo que cree que su destino es ser elegido Presidente de un país incivilizado y feudal eche mano de la superstición para darse un duchazo de popularidad es lo normal.
LOL! ¿Cuál cambio?
(imagen: ‘Revista’ Semana)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio | ¿Te ha gustado este post? Síguenos o apóyanos en Patreon para no perderte las próximas publicaciones