Aunque resulta muy popular, la idea de que la pornografía causa agresión sexual o que es un factor en la violencia machista carece de sustento empírico.
Si la pornografía contribuye o no a la agresión sexual en la vida real ha sido objeto de docenas de estudios durante varias décadas. Sin embargo, los investigadores no han llegado a un consenso sobre si los efectos son reales. El presente meta-análisis examinó estudios experimentales, correlacionales y poblacionales del vínculo entre la pornografía y la agresión sexual desde la década de 1970 hasta la actualidad. Las debilidades metodológicas eran muy comunes en este campo de investigación. Sin embargo, la evidencia no sugirió que la pornografía no violenta estuviera asociada con la agresión sexual. La evidencia fue particularmente débil en los estudios longitudinales, sugiriendo una ausencia de efectos a largo plazo. La pornografía violenta fue débilmente correlacionada con la agresión sexual, aunque la evidencia actual no pudo distinguir entre un efecto de selección en comparación con un efecto de socialización. Los estudios que emplearon más prácticas óptimas tendieron a proporcionar menos evidencia de relaciones, mientras que los estudios con sesgo de citación, una indicación de los efectos de la expectativa de los investigadores, tendieron a tener mayores tamaños de efecto. Los estudios de población indicaron que el aumento de la disponibilidad de pornografía se asocia con la reducción de la agresión sexual a nivel de la población.