La serie de protestas y disturbios contra la brutalidad policial que se produjeron tras al asesinato de George Floyd, un hombre negro, después de que un policía blanco se le arrodillara en el cuello hasta segar su vida el pasado 25 de mayo en Minneapolis han invitado cambios, reflexiones y discusiones. Increíblemente, una discusión que ha parece haber surgido nuevamente es la pregunta sobre la legitimidad del vandalismo y la destrucción como forma de protesta.
Para mí, es claro que el vandalismo y la comisión de delitos no son los medios para conseguir el fin deseado, que pretender mantener a otras personas rehenes de la amenaza del vandalismo y la destrucción, e incluso de violencia, so pena de que el Estado implemente los cambios exigidos es la premisa básica del terrorismo. Lamentablemente, algunos se han dejado llevar por la rabia , y han terminado justificando los disturbios.
El que para mí es el peor intento de justificar la comisión de delitos en nombre de la igualdad y la justicia ha venido de quienes se escudan en las palabras de Martin Luther King Jr. citando esta frase:
Un disturbio es la voz de los que no han sido escuchados
En puridad es un intento estéril, porque independientemente del contexto en el que Martin Luther King Jr. pronunció la frase, soltarla para justificar los disturbios hoy es una falacia de apelar a la autoridad en toda regla. Sin embargo, eso no es lo más interesante porque resulta que siempre que MLK pronunció esta frase, lo hizo en medio de condenas a los disturbios.
Veamos, el Dr. King dijo esta frase en 1966, durante una entrevista en la CBC con Mike Wallace, en respuesta a la pregunta de Wallace sobre las personas negras que no discrepaban de su devoción a la no-violencia como táctica. En la entrevista, King admitió que estas personas eran una “minoría muy vocal”, aunque señaló que las encuestas habían mostrado que la mayoría de los negros estadounidenses estaban con él. Mejor dicho, MLK no estaba dándole su sello de aprobación a los disturbios, sino que estaba mostrando empatía por el sentimiento que impulsaba esos disturbios.
De hecho, Martin Luther King Jr. repitió la frase en su discurso La otra América (o Los otros Estados Unidos), que dio a mediados de abril de 1967, en donde dobla la apuesta y repite su condena de los disturbios, aunque demuestra que entiende las motivaciones de los mismos:
Permítanme decir como siempre he dicho, y siempre seguiré diciendo, que los disturbios son socialmente destructivos y autodestructivos. Sigo convencido de que la no violencia es el arma más potente de que disponen los oprimidos en su lucha por la libertad y la justicia. Creo que la violencia sólo creará más problemas sociales de los que resolverá. Que en un sentido real es impracticable para el negro incluso pensar en montar una revolución violenta en los Estados Unidos. Así que seguiré condenando los disturbios, y seguiré diciendo a mis hermanos y hermanas que esta no es la manera. Y continuaré afirmando que hay otra manera.
Pero al mismo tiempo, necesito ser tan vigoroso en la condena de las condiciones que hacen que las personas sientan que deben participar en los disturbios como lo es para mí condenar los disturbios. Creo que Estados Unidos debe ver que los disturbios no se originan de la nada. Ciertas condiciones continúan existiendo en nuestra sociedad que deben ser condenadas tan vigorosamente como nosotros condenamos los disturbios. Pero en el análisis final, un disturbio es la voz de los que no han sido escuchados. ¿Y qué es lo que Estados Unidos no ha escuchado? No ha oído que la situación de los negros pobres ha empeorado en los últimos años. No ha escuchado que las promesas de libertad y justicia no se han cumplido. Y no ha escuchado que grandes segmentos de la sociedad blanca están más preocupados por la tranquilidad y el statu quo que por la justicia, la igualdad y la humanidad. Y así, en un sentido real, los veranos de disturbios de nuestra nación son causados por los inviernos de dilación de nuestra nación. Y mientras Estados Unidos posponga la justicia, nos encontramos en la posición de tener estas recurrencias de violencia y disturbios una y otra vez. La justicia social y el progreso son los garantes absolutos de la prevención de disturbios.
Creo que, efectivamente, nos encontramos ante un caso de minería de citas, en donde alguien tergiversa el sentido original de la frase de Martin Luther King para justificar sus propios prejuicios — que, para rematar, se encuentran en directo conflicto con las convicciones de MLK, quien no dejó de hacerlas manifiestas cada vez que decía “un disturbio es la voz de los que no han sido escuchados“.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio | Apóyanos en Patreon