El Covid-19 ha hecho un numerito con los hábitos de todos o la gran mayoría de los seres humanos — en mi caso, esto ha significado que mi consumo de información ha pasado de ser casi en su totalidad en formato escrito a una ‘dieta balanceada’, que también incluye formatos audiovisuales.
Entre la multitud de opciones, he dado con contenidos muy interesantes y de alta factura. Herejes: El Podcast es uno de estos. El podcast es conducido por tres escépticos mexicanos: Lola Montalvo, Alejandro Durán y Bobby López; poco después de que lanzaran la iniciativa, Alejandro —con quien había mantenido conversaciones en privado sobre distintos temas— me invitó a escuchar el programa y a hacerle los comentarios que considerara pertinentes.
Y eso fue lo que hice.
De hecho, he escuchado casi todos los programas y hay unos que son absolutas joyas. Por ejemplo, en el episodio sobre los límites del humor tuvieron un invitado de lujo, Alejandro Vásquez, quien no sólo me sacó carcajadas durante todo el programa, sino que además hace una defensa integral de la libertad de expresión — rara avis en los tiempos que corren. Como guinda del pastel, durante el programa, Vásquez recomendó el que ha sido uno de mis chistes favoritos desde hace años y que es kriptonita para los copos de nieve de la corrección política, el chiste de la niña con síndrome de Down de Carlos Ballarta (que aparentemente fue borrado de YouTube; si alguien lo ubica, les agradezco que me pasen el enlace).
En otro episodio tuvieron una plática con Mauricio-José Schwarz, en la que hablaron de la importancia del pensamiento crítico y la ciencia en los distintos ámbitos de la vida, de cómo promoverlos, y de lo que pasa cuando se falla en estos frentes. En el episodio más recientes su invitado fue Clemente García Novella, y con él hablaron de por qué la gente sigue creyendo en dios. Clemente es autor del libro ¿Dónde está Dios, papá?, para padres ateos que buscan criar a sus hijos sin envenenarlos con supersticiones de la Edad de Piedra.
No puedo recomendar lo suficiente escuchar estos episodios.
También he tenido reparos, algunos más quisquillosos que otros. Por ejemplo: en los dos episodios en los que tuvieron de invitado al doctor Gerardo García para hablar de pseudociencias que se venden como medicina, la actitud de García frente al tema —admitiendo el punto general de que la pseudociencia no funciona— fue demasiado conciliadora para mi gusto con estas disciplinas de la charlatanería, incluso recurriendo a los términos que los embaucadores han acuñado para promover sus ‘tratamientos’: hablar de medicina ‘alópata’ necesariamente le concede la categoría de “medicina” a tratamientos que no han demostrado que funcionen mejor que el efecto placebo. Otro tanto me pasó con el episodio en el que invitaron al profesor de stand-up comedy Gon Curiel, cuya concepción de que el stand up debe ser políticamente correcto contrasta chocantemente con la postura defendida por Vásquez.
Sin embargo, creo que mi mayor discrepancia hasta el momento se presenta con los tres episodios sobre machismo. En general, creo que el tratamiento del tema cayó un poco en la tendencia posmoderna de ver machismo y violencia en todas partes, y de asumir que todas las conductas que nos disgustan han sido socializadas, cuando hay explicaciones alternativas mucho más plausibles para distintos comportamientos.
Por ejemplo, en el podcast se trató los celos como un producto del machismo, a pesar de que aquí cabe otra hipótesis: los seres humanos somos máquinas de pasar nuestros genes, y si nuestras posibilidades de hacer eso se ven amenazadas, nuestro cerebro va a entrar en modo alerta. En otro momento, mencionan que las jóvenes de familias problemáticas se sienten atraídas por los ‘chachos’ o chicos malos por el machismo de la sociedad, aunque una explicación más satisfactoria podría ser que los chicos ‘malos’ demuestran muy poca aversión al riesgo, lo que seguramente los hace más atractivos, una hipótesis que también explicaría por qué las niñas de buenos hogares también se sienten atraídas por chicos con esos rasgos.
En uno de los episodios mencionan el test de asociación implícita, del que se colige que todos somos intolerantes en mayor o menor medida. Sin embargo, estos tests de asociación implícita no pudieron ser replicados, y los investigadores que propusieron la idea en primer lugar nunca controlaron otras variables que explicarían sus resultados. En otro momento, en el podcast se recurre a la explicación feminista estándar de la violación como un acto de control o poder, y no de sexo; y aunque esta explicación es muy popular en ciertos sectores, la realidad es que su poder explicativo palidece ante los hechos incómodos de que las abuelitas de 80 años no se encuentran dentro de los grupos demográficos vulnerables a la violación, mientras que los niños hombres sí. Si entendemos el delito de violación como un acto de sexo, en cambio, podemos explicar esta disparidad demográfica entre las víctimas.
Estas críticas no hacen que el podcast desmerezca — lo que están haciendo Lola, Alejandro y Bobby ayuda a hacer de este un mundo más racional, y uno puede estar a favor de ese objetivo en general, y tener discrepancias en algunos temas. Lo que es más meritorio aún es que les comenté mis reservas en privado, y me alegra decir que su actitud fue bastante receptiva… como cabría esperar, pues no tendría sentido que mi herejía sobre los dogmas posmodernos fuera rechazada en el podcast hereje. Y es que esa es la marca de un librepensador: escuchar cuando alguien discrepa y seguir las evidencias allá adonde lleven.
Y por eso hoy recomiendo Herejes: El Podcast, porque valoro iniciativas como esta, y creo que en el gran esquema de las cosas ayudan a combatir el oscurantismo. Estoy seguro que muchos de mis lectores disfrutarán del podcast. También pueden seguirlo en Facebook, YouTube, Twitter e Instagram.
A los que les guste y lo empiecen a seguir, posiblemente escuchen a este servidor en un episodio que saldrá al aire muy pronto — los detalles de ese capítulo los dejo para otra ocasión.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio | Apóyanos en Patreon