El Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, conocido como CERN (sigla para Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), es una organización de investigación europea que opera el mayor laboratorio de física de partículas del mundo. Entre el 26 y el 28 de septiembre, el CERN celebró un taller sobre la Teoría de Altas Energías y Género, centrado en los últimos avances en física de partículas y cosmología, y debatió cuestiones de género e igualdad de oportunidades en este ámbito.
De 38 presentaciones, hubo una que se atrevió a cuestionar el dogma de que las mujeres son discriminadas en la ciencia — la presentación del profesor de la Universidad de Pisa Alessandro Strumia.
Al CERN no le hizo ninguna gracia el desafío de Strumia y —en una reacción más propia de la Inquisición que de una organización con espíritu científico— suspendió al profesor Strumia y le abrió una investigación:
Un científico de alto nivel que dijo que la física “fue inventada y construida por los hombres” ha sido suspendido con efecto inmediato de trabajar con el centro europeo de investigación nuclear Cern.
[…]
[Strumia] Le dijo a su audiencia de físicos jóvenes, predominantemente mujeres, que sus resultados “demostraban que la física no es sexista contra las mujeres. Pero la verdad no importa, porque es parte de una batalla política que viene de fuera”.
Él produjo una serie de gráficos que, aseguró, demostraban que las mujeres eran contratadas por encima de hombres cuyas investigaciones eran más citadas por otros científicos en sus publicaciones, lo cual es una indicación de mayor calidad.
También presentó datos que, según él, mostraban que los investigadores y las investigadoras eran citados por igual al comienzo de sus carreras, pero que los hombres obtenían una puntuación progresivamente mejor a medida que sus carreras progresaban.
[…]
El CERN—que actualmente tiene su primera directora general mujer— dijo en una declaración previa que los organizadores no estaban al tanto del contenido de la charla antes del taller.
Un portavoz del CERN confirmó que había una grabación en vídeo de la presentación. Los altos directivos decidirán si liberan una parte o la totalidad de la misma, dijo.
La declaración oficial del CERN sobre el episodio señala que Strumia fue suspendido porque su presentación fue “altamente ofensiva“. Una actualización a esa declaración afirma, además, que en el CERN “todos son bienvenidos, y todos tienen las mismas oportunidades, independientemente de su origen étnico, creencias, género u orientación sexual“.
Bueno, claramente no todos-todos, porque tener ideas incómodas sobre cómo se lleva a cabo esa supuesta igualdad de oportunidades es un tiquete express para ser suspendido. La Dra. Jessica Wade, una física del Imperial College London que asistió al evento, sugirió que Strumia fuera sometido “entrenamiento en sesgos inconscientes”.
Yo tengo mis reparos frente a algunas de las afirmaciones de Strumia. Por ejemplo, la afirmación de que la física fue construida por hombres es una burda simplificación, que deliberadamente desconoce el papel que han jugado grandes científicas mujeres como Marie Curie en el avance del conocimiento humano acumulado, y que en muchas ocasiones y circunstancias la física fue construida por hombres porque muchos desarrollos científicos se produjeron en sociedades predominantemente machistas, donde las mujeres no tenían la oportunidad de acceder a carreras científicas (y en partes del mundo, ni siquiera a carreras de ningún tipo). También es discutible medir la calidad de un científico en función de las veces que sus investigaciones son citadas.
Todo eso podría —y debería— discutirse. Lo que es más grave, sin embargo, es la reacción a la presentación. En parte, porque aún careciendo del más elemental toque diplomático, también hay afirmaciones de Strumia que merecen ser consideradas. Por ejemplo, la ortodoxia de que la contratación en ciencia está sesgada contra las mujeres está en abierta pugna con las cifras; porque resulta que las mujeres no sólo son bienvenidas en los campos científicos sino que, además, se contrata al doble de mujeres que de hombres. Strumia afirma que hay un sesgo contra los hombres, presenta cifras, y las estadísticas parecen respaldarlo.
El CERN responde diciendo que hay sentimientos ofendidos (!), y suspende a Strumia. La señora Wade sugiere que el físico rebelde sea sometido a un entrenamiento contra su supuesto sesgo inconsciente, que es un mito popularizado por los divulgadores de la pseudociencia.
Tampoco es muy políticamente correcto decirlo, pero quien más se ha portado con espíritu científico en todo este asunto ha sido Strumia. ¡Y eso es preocupante! Los anales de la Física (y de la ciencia en general) están llenos de historias en las que los individuos han sido castigados por decir verdades incómodas que hieren sentimientos — y por eso es que en la ciencia la divisa imperante es la evidencia, porque se puede decir cualquier cosa, por “ofensiva” que sea, siempre y cuando se cuente con la evidencia para sustentarla.
Que el CERN le dé un tratamiento de hereje a Strumia, en vez de responder a su presentación con la evidencia pertinente de que se equivoca es un grave síntoma de dónde está su espíritu científico (básicamente, no está). Aunque quizá no sea tan preocupante como el hecho de que haya científicos que aboguen por “entrenamientos” para personas con opiniones políticamente incorrectas. Por su naturaleza, la ciencia es políticamente incorrecta — no sé qué hacen en ella quienes creen que hay que cambiar lo que piensan los demás mediante adiestramiento.
Entretanto, lo que viene para Alessandro Strumia ya es demasiado predecible: perderá su empleo, las organizaciones científicas con las que haya colaborado se desvincularán de él, y su subsistencia se verá severamente afectada. Es el tratamiento que han recibido otros culpables de delitos de pensamiento como James Damore, o incluso de científicos brillantes que —equivocadamente— creen que pueden decir chistes y quedar impunes, como Tim Hunt.
Seguramente vendrán más.
(imagen: Navva)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio