Esta semana se publicó un reporte de Gran Jurado detallando los resultados de las investigaciones sobre abuso sexual infantil en seis de las ocho diócesis católicas de Pensilvania — por décadas más de 300 sacerdotes católicos cometieron más de 1000 abusos sexuales contra menores de edad entre las diócesis de Allentown, Erie, Greensburg, Harrisburg, Pittsburgh, y Scranton.
El reporte de más de 800 páginas está disponible en Internet; a continuación una pequeña muestra, por si tienen estómago para ello:
• El sacerdote Edward R. Graff estaba a punto de violar analmente a un menor, pero la víctima huyó antes de que ocurriera, a pesar de que eso significaba salir “a la calle, casi totalmente desnuda”.
• El sacerdote Chester Gawronski acarició y masturbó al menos a 12 niños diferentes diciendo que sólo les estaba enseñando “cómo detectar el cáncer”. (Cuando una de estas historias se hizo pública en 2002, el Obispo Donald Trautman reprendió a la víctima argumentando que sólo tenía 14 años cuando ocurrió, no 11 como decía el artículo).
• El sacerdote William Presley abusó de tres víctimas, una de ellas de 13 años, con “asfixias, bofetadas, puñetazos, violación, sodomía, felación, relaciones sexuales anales”, y más.
• El sacerdote Thomas D. Skotek violó a una menor de edad, la embarazó y pagó por su aborto. Su Obispo dijo más tarde: “Este es un momento muy difícil en tu vida, y me doy cuenta de lo molesto que estás. Yo también comparto tu dolor”. Esa carta iba dirigida a Skotek, no a su víctima.
• El sacerdote Edmond Parrakow admitió haber abusado de “aproximadamente treinta y cinco niños” porque el sexo con niñas era “pecaminoso” pero violar a los niños no los violaba (?). Un monaguillo dijo que Parrakow les dijo que se metieran desnudos bajo su sotana durante la misa porque dios no quería que “ropa hecha por el hombre” tocara su piel durante los servicios. Parrakow ahora trabaja en un centro comercial.
• El sacerdote Raymond Lukac se ‘casó’ con una víctima en el momento en que cumplió 18 años, falsificando la firma del principal sacerdote en un certificado de matrimonio falso. Finalmente se casó con ella de verdad, tuvo un hijo con ella (la embarazó cuando tenía 17 años), y luego se divorció. Permaneció en el ministerio después de haber sido acogido por un obispo ‘benévolo’.
• El sacerdote Robert Moslener enseñó a los niños de secundaria a hacer sexo oral diciéndoles que María había tenido que “morder el cordón umbilical” y “lamer” a Jesús para limpiarlo cuando este había nacido.
• El sacerdote Augustine Giella abusó de cinco niñas de la misma familia. Entre otras cosas, recolectó orina, vello púbico y sangre menstrual en un dispositivo conectado a su inodoro… y luego ingirió un poco. Todo esto sucedió después de que trabajó en una escuela secundaria católica y había sido acusado de decirle a una estudiante que quería verla ir al baño.
• El sacerdote Arthur Long trató de tener sexo con una niña de 17 años en una escuela secundaria en la que trabajaba diciéndole que dios quería que expresaran amor el uno por el otro de esa manera. Cuando ella dijo que dios los castigaría, él le dijo: “el infierno no existe”.
• El sacerdote George Zirwas formaba parte de un círculo sacerdotal depredador que “compartía información” sobre las víctimas y se las rotaban. Ellos “creaban pornografía infantil” en la propiedad de la iglesia, usando “látigos, violencia y sadismo para violar a sus víctimas”.
• El sacerdote Richard Zula le pidió a tres monaguillos que “posaran como estatuas” e intentó atarlos con una cuerda. Zula también usó látigos y correas de cuero en una víctima después de atarle las manos.
• El sacerdote Robert N. Caparelli violó a varios niños de tan sólo 10 años. Finalmente fue puesto tras las rejas, donde se descubrió que “había sido VIH-positivo durante años”.
• Monseñor Thomas J. Benestad obligó a un niño de nueve años a que le hiciera sexo oral y luego le lavó la boca con agua ‘bendita’ “para purificarlo”.
• El reverendo David Connell sirvió jugo a un chico de secundaria. El chico se despertó sin recordar lo que había pasado, pero “sangraba por el recto”.
• El reverendo Edward George Ganster una vez arrastró a un niño por una habitación tirándolo de su ropa interior y lo golpeó con una cruz de metal. Eventualmente dejó el sacerdocio… no sin antes recibir una carta de recomendación para su nuevo trabajo… en Walt Disney World.
• El sacerdote Richard J. Guiliani comenzó a abusar de una niña cuando tenía 14 años, obligándola a masturbarse con él y a hacerle sexo oral. Cuando ella cumplió 18 años, la visitó y le pidió sexo y que se casaran. (Ella rechazó ambas ofertas.)
• El reverendo Henry Paul es la razón por la que una niña le dijo a su madre que sabía besar con lengua.
• El reverendo Gerald Royer abusó una vez de un niño de 12 años. El amigo del niño no le creyó… hasta que, escondido en un armario, él mismo presenció el abuso. La víctima, ahora de 83 años, luchó en guerras, pero debido a lo que Royer hizo, nunca pudo abrazar o besar a sus propios hijos, que eran niños. A día de hoy no puede estrechar la mano de otros hombres. Ni siquiera puede ver a médicos o dentistas hombres.
• El reverendo Michael G. Barletta era conocido por tomar fotos en los vestuarios de los niños y mantenía un libro de “fotos de la entrepierna”.
• El sacerdote Robert E. Hannon tuvo varias víctimas masculinas, pero su diócesis desestimó las acusaciones de una niña después de que Hannon las negara. ¿Su defensa? No lo habría hecho porque las niñas “no tienen pene”.
• Un estudiante cuya novia estaba embarazada le pidió consejo al sacerdote Gerard Krebs, profesor de una escuela secundaria católica. Krebs realizó un examen de próstata para ver si el niño era “capaz de embarazar a una mujer”. Otra víctima dijo que Krebs lo guió a través de “rituales sexuales” para “probar mi fe y el hecho de que no era homosexual”.
• Monseñor Daniel Martin y otros sacerdotes del seminario tuvieron una “competencia feroz”, dijo una víctima, para abusar de niños que no tenían padres o tenían malas relaciones con ellos.
• El hermano Edmundus Murphy animó a una víctima a unirse al equipo de lucha de su escuela católica y le enseñó diferentes movimientos, desnudo, porque eso es lo que “hacían los antiguos griegos y romanos”. Durante esas prácticas, Murphy sodomizó a la víctima.
• El sacerdote Gregory Flohr llevó a una víctima al confesionario y la ató con una cuerda. Cuando la víctima gritó, Flohr lo hizo callar metiendo su pene en la boca de la víctima. Cuando la víctima no lo aceptó, Flohr lo sodomizó con un crucifijo y lo llamó “chico malo”.
• El sacerdote Charles B. Guth acarició a un niño y le metió el dedo por el trasero. Entonces le dijo al muchacho que si su secreto se descubría, el niño y su madre se quemarían en el infierno. Luego le dio al chico cinco centavos.
• El sacerdote Francis Lesniak le dijo a una víctima que si confesaba sus pecados y no era tan malo, “podría chupar una colombina de fresa o un helado”. Después de estas confesiones, que sucedieron varias veces, Lesniak se sacaba el pene y decía que era una colombina de fresa.
• El sacerdote Henry J. Marcinek es la razón por la que una víctima dijo de adulto: “No recuerdo la última vez que me reí“. Esa misma víctima confesó más tarde que “oriné en la boca[de Marcinek], porque él solía orinar en la mía” y que se sentía como si estuviera “prostituyéndose” a la edad de 12 o 13 años.
• El sacerdote Roger J. Trott violó analmente a un hombre de 21 años con Síndrome de Down, después de lo cual la víctima fue hospitalizada por “cirugía para una obstrucción de la parte inferior del intestino”.
• El reverendo Francis A. Bach tuvo tantas víctimas, que cuando su diócesis lo confrontó sobre una acusación en particular, dijo que no la recordaba, pero respondió: “Con mi historia, todo es posible”.
• El reverendo James Beeman violó a una niña de siete años en el hospital justo después de que le “extirparon las amígdalas”. La violó de nuevo cuando tenía 19 años y estaba embarazada.
• El reverendo George Koychick tocó inapropiadamente a varias niñas. Cuando fue confrontado por su diócesis, lo admitió, añadiendo, “fue cuando estaba pasando por un momento delicado en mi vida”.
• El reverendo Guy Marsico admitió haber abusado de varios niños y haber confesado sus pecados a otro sacerdote. El consejo fue nunca llamar a la policía o entregarse. En vez de eso, se le dijo que “rezara y tratara de alejarse de ello”. Luego, cuando volvió a ocurrir, recibió el mismo consejo.
• El reverendo Patrick Shannon abusó de un chico de 16 años durante una acampada. Cuando el niño se resistió, Shannon respondió: “A veces decimos no cuando realmente queremos decir sí“.
• El reverendo Timothy Sperber abusó sexualmente de una niña de menos de 10 años. Cuando ell le contó al director de su escuela católica que Sperber “la tocó de maneras extrañas”, el director la llamó “niña demonio” por hacer esas “terribles acusaciones”.
• El reverendo Frederick Vaughn abusó de una niña de 11 años, luchando con ella en el suelo de la casa de su familia cuando su padre no estaba. Una vez, cuando ella se resistió, él dijo: “Me gustan las luchadoras”.
• El reverendo Leo Burchianti entró una vez en un baño con un menor de edad y le metió las manos en los calzoncillos. Cuando el niño le dijo a Burchianti que dejara de hacerle cosquillas, la respuesta fue: “No estoy tratando de hacerte cosquillas, estoy tratando de agarrar algo”.
• El reverendo Anthony J. Cipolla llevó a un niño de 9 años a su dormitorio de la rectoría, le dijo al niño que se quitara la ropa, y luego le apretó el pene un total de 70 veces antes de meterle un dedo en el recto. Más tarde, a pesar de que su madre quería presentar cargos criminales, los retiró porque “fue amenazada y acosada por funcionarios de la iglesia” y le dijeron que debía “dejar que la iglesia lo maneje”.
• El reverendo David F. Dzermejko acarició a un niño en una rueda de la fortuna durante un festival de la iglesia. El niño no pudo bajarse del vehículo porque Dzermejko le dijo al operador que “mantuviera la atracción andando tres veces más de lo que debería”.
• El reverendo Bernard J. Kaczmarczyk se metió en la ducha con un niño de 12 años bajo el pretexto de que tenía que asegurarse de que el niño se estuviera “duchando correctamente”.
• El reverendo Anujit Kumar besó con la lengua a una menor de edad y le chupó los labios. Cuando los funcionarios de la Iglesia le preguntaron al respecto, él dijo que estaba tratando de “reclutarla para el convento”.
• [Nombre redactado] acosó a un niño durante años. Cuando la víctima cumplió 15 o 16 años, le pidió al sacerdote que se detuviera y amenazó con hacer público lo que había ocurrido. El sacerdote “lo agarró de la garganta y amenazó con matarlo si se lo decía a alguien”. También amenazó con decirle a los padres de la víctima que era gay.
• Monseñor Raymond T. Schultz se masturbó frente a un alumno de su escuela católica. Después, Schultz le dio un pañuelo al niño para que se limpiara el semen de la cara. Hasta el día de hoy, la víctima, pasa de “triste a enojado” cada vez que ve un pañuelo blanco.
• El sacerdote Robert E. Spangenberg abusó de un menor de edad varias veces. También le pagó a la víctima una “comisión de búsqueda” si podía encontrar otros “pollitas” jóvenes con las que Spangenberg pudiera tener relaciones sexuales.
• El reverendo Paul G. Spisak presuntamente se tomó fotos con niños menores de edad en las que sus pantalones de baño estaban a la altura de los tobillos. Su personal dice que vieron las fotos… hasta que desaparecieron. Spisak puede haber destruido las imágenes. Hace un par de años, sin embargo, fue arrestado por una cámara que puso en el baño de un centro comercial. Al principio lo negó. Luego dijo que estaba enfermo, corrió a una cabina, tiró la tarjeta de memoria por el inodoro y bajó la cisterna.
• El reverendo Anthony P. Conmy abusó de una niña de 10 años después de dejar a su amiga en la casa. Él agarró sus muñecas, puso su mano sobre su boca, puso su rodilla en su estómago para mantenerla abajo, y luego dijo que no la mataría si ella “yacía en silencio”.
¡Y así, literalmente, hay miles de casos!
Ayer por la mañana, el papa Francisco respondió al escándalo con una carta a los católicos en la que les pide rezar y ayunar. No más. Ni siquiera dice cómo planea hacer para que estos casos dejen de ocurrir… si es que planea hacer algo.
Curioso: cuando se trata de que los gays se puedan casar o que una persona termine su vida porque sufre mucho, la Iglesia Católica moviliza todo su poder de lobby para que la política pública de los países impida estas opciones del ámbito privado de las personas — cuando sus representantes en sólo seis diócesis violan miles de niños, sólo envían rezos y ayuno.
¿Soy yo, o a alguien más le parece que la Iglesia tiene un gigantesco problema de prioridades? Si a alguien le da asco que su nombre esté vinculado con esta organización que protege pederastas —y cuyas reglas internas favorecen la probabilidad de abuso sexual—, siempre puede renunciar a la Iglesia Católica.
En lo que a mí respecta, los que se siguen llamando católicos y siguen pagando el diezmo son cómplices de la violación ritualista y sistemática de niños, y está claro que le dan más importancia a su identidad católica que a la más elemental decencia humana. Cualquier persona que se siga llamando católica facilita la violación de niños y no hay forma de escapar a ese hecho.
(imagen: Catholic Church England and Wales)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio