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El ‘milagro’ del pan de Francisco de Asís

Vaya, este es un ‘milagro’ católico del que no tenía conocimiento, y del que, aparentemente, ni siquiera hay registros en castellano. Cuenta la leyenda que en el invierno de 1224, los frailes del monasterio de Folloni (Montella, Italia) se habían quedado sin comida, estaban incomunicados por la nieve, y no podían salir porque el bosque estaba infestado de lobos — de repente, escucharon que alguien tocó la puerta del monasterio y al abrir, voilà, no había nadie pero les habían dejado a la entrada una bolsa de tela marcada con la flor de lis llena de panes.

El fundador de su orden, Francisco de Asís, se encontraba en ese momento en Francia, país cuya heráldica se identifica con la flor de lis. Así que, obvio, la explicación que le dieron al episodio es que Francisco de Asís se enteró mágicamente de que sus frailes en otro país estaban en apuros y les envió la bolsa de pan a con un ángel que, aunque en teoría podría atravesar distancias a una velocidad sobrenatural, habría tenido las mismas limitaciones de los seres humanos a la hora de aparecerse dentro de la cocina del monasterio (?).

Algunos trozos de la tela de la supuesta bolsa se han guardado desde hace años como una reliquia en el monasterio, y volvieron a ser noticia hace unos días (en el mundo anglosajón, en todo caso) porque un equipo de la Universidad del Sur de Dinamarca (USD) les hizo un estudio de radiocarbono y resulta que la tela tiene más o menos la edad del mito, y podría haber tenido contacto con pan.

Aunque eso no tiene nada de sobrenatural, y hasta el reporte de prensa oficial señala explícitamente que los científicos no van a desperdiciar su tiempo en los devaneos supersticiosos de cómo llegó la bolsa a la puerta del monasterio, eso no ha impedido que los titulares señalen que la ciencia confirmó el mito.

Un pedazo de tela del siglo 13, al que en algún momento le pudieron poner pan encima —un uso de la tela que era bastante común y corriente en los altares de la época y en la Fiesta de la Cosecha—, y ya. No es nada del otro mundo. No hay información sobre en qué lugares ha estado el pedazo de tela, ni sobre la severidad del invierno en el sur de Italia en 1224, si es que realmente fue lo suficientemente fuerte para dejar inconmunicadas a comunidades enteras y durar lo suficiente como para que se les acabaran las provisiones. ¿Y por qué Francisco de Asís no le pidió a sus ‘hermanos’ lobos que le permitieran el paso a sus frailes?

Aunque esas preguntas incómodas no van a impedir que los titulares digan que la ciencia confirmó que las leyes naturales fueron suspendidas en favor de una creencia irracional. Así, sin evidencia ni nada.

(vía Rosa Rubicondior)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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