Desde 2015, el sex shop Non Sit Peccatum de Talavera de la Reina (España) aprovech las fechas navideñas para poner en vitrina un pesebre —o Belén que llaman en la madre patria— hecho con tres consoladores en cerámica. Este año, el intolerante grupo católico “Hijos de la Virgen María” decidió que el dueño de la tienda no podía hacer con su negocio lo que quisiera, así que empezaron una campaña de boicot al local, donde se vieron obligados a retirar los dildos del escaparate.
Sin embargo, el dueño de Non Sit Peccatum, Héctor Valdivielso, sometió la decisión a voto popular por redes sociales y la respuesta del público fue abrumadoramente positiva — casi el 80% pidió el regreso del pesebre de consoladores, así que Valdivielso los volvió a poner en la vitrina:
Valdivielso ha explicado que el resultado ha sido «rotundo», con un 78,5 por ciento (998 votos) a favor de que el belén vuelva al escaparate, frente al 21,5 por ciento que pide su retirada, a lo que se han sumado además numerosas muestras de apoyo de clientes que le han pedido que no cediera «al chantaje de unos pocos exaltados».
Si bien todavía no sale de su asombro con la polémica que ha despertado el belén en el que la Virgen María, San José y el Niño Jesús aparecen representados en dildos cerámicos, obra del escultor Ernesto Yáñez. Más si cabe cuando se trata del segundo año que permanece expuesto en su establecimiento con motivo de las fechas navideñas.
Según cuenta Valdivielso, el belén no se hizo para ofender a nadie, sino como continuación de los primeros consoladores que se elaboraron en cerámica, con el nombre de ‘lanceros’, por lo que pensaron que se podría hacer algo similar para decorar el establecimiento en Navidad, reconvertido ahora en parafarmacia especializada en salud sexual. De hecho, asegura, son muchos seguidores los que pasan por la tienda para «hacerse fotos y selfies con el belén».
Una historia con final feliz: nadie debería ver limitados sus negocios sólo porque alguien más podría sentir ofendida su superstición, ya se trate de los caricaturistas en Charlie Hebdo o de un sex shop cerca a Toledo: la blasfemia es una parte de la libertad de expresión y si a alguien no le gusta, pues que no mire.
Ninguna creencia es susceptible de respeto, y si todo el mundo limitara sus acciones a lo que no-ofende a los demás, ni siquiera saldríamos de casa.
Para los interesados en la parte artística, El Mundo tiene una entrevista a Ernesto Yañez, el escultor de los dildos.
Tampoco sobra que se pasen por la tienda de Non Sit Peccatum — quién sabe, a lo mejor encuentran el regalo ideal para esta Navidad. Si alguna vez han querido defender el derecho a la blasfemia y en el proceso dar un regalo de Navidad, esta sería la oportunidad perfecta.
Y la sección de comentarios está abierta por si conocen más casos de pesebres (belenes) blasfemos.
(imagen: Facebook Non Sit Peccatum)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio