Hace año y medio se presentó un proyecto de ley para que en Colombia las mujeres coticen a pensión menos tiempo que los hombres — desde hacía un tiempo, las mujeres debían cotizar cinco años menos que los hombres aunque el mismo número de semanas; así que el bueno del senador Mauricio Lizcano decidió ‘arreglar’ esta injusticia y ‘enmendar’ la ley, de tal forma que las mujeres coticen 150 semanas menos que los hombres.
Esta semana, el proyecto finalmente fue aprobado y parece que ya sólo queda la sanción presidencial. Hay criaturas, empezando por Lizcano, que consideran que esta es una victoria de la igualdad (?).
Pues, digo yo (y también la OCDE), que la igualdad pensional sería que todos, hombres y mujeres, cotizáramos el mismo número de años y semanas. Según Lizcano, la ley contrarresta la discriminación que sufren las mujeres en el mercado laboral y reconoce el rol insustituible de madres que tienen las mujeres; pero esos argumentos son bastante endebles.
En primer lugar —y suponiendo que sí hay un sesgo contra las mujeres en el mercado laboral—, ofrecerles privilegios para la jubilación no ataca el verdadero problema (la discriminación). En segundo lugar, el hecho de que las mujeres tengan la posibilidad biológica de quedar embarazadas y dar a luz no significa que necesariamente tengan que hacerlo. Asumir por defecto que todas las mujeres van a ser madres atenta contra las mujeres que no quieren tener hijos. Y las que deciden ser madres están en su derecho, pero esa decisión no debería ser premiada (ni castigada) por el Estado.
(imagen: Alex E. Proimos)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio