Aquellos que este año han vivido bajo una piedra tal vez no sepan que la psicología está pasando por una crisis de replicación: en resumen, investigaciones recientes han intentado reproducir algunos de los mayores hallazgos psicológicos del siglo pasado, pero los intentos de replicarlos han fracasado, posiblemente porque los estudios originales estaban limitados por estrategias estadísticas, defectos metodológicos, o simplemente sobreinterpretación por investigadores entusiastas que estaban ansiosos de publicar resultados sensacionalistas en un mercado académico que incentiva este comportamiento.
Desde 1989, los puritanos han sustentado sus impulsos censores, recurriendo a un estudio que, supuestamente, encontró que los hombres que veían pornografía reportaban que otras mujeres —especialmente sus esposas— eran menos atractivas, y que estaban menos enamorados de sus esposas después de ver las imágenes pornográficas.
Pues bien, este año se intentó replicar esos hallazgos, sin embargo, no fue posible. El doctor David J. Ley explica:
Los autores primero “pre-registraron” su investigación, anunciando su intención de poner a prueba el estudio, y luego construyeron tres intentos diferentes para replicar los resultados, a lo largo de tres pruebas experimentales distintas. En cada ensayo, los investigadores no pudieron replicar los hallazgos originales. Parece que no hay evidencia que apoye la creencia de que la exposición a la pornografía, o imágenes de mujeres idealizadas desnudas, lleva a los hombres a sentir menos atracción hacia, o menos amor por sus parejas.
Adenda — un punto importante a considerar en esto, es que el estudio original de 1989 sólo incluyó a 63 sujetos. El estudio de replicación actual incluyó una muestra total (a través de los 3 estudios) de 630 sujetos. Los investigadores sugieren que el tamaño del estudio original simplemente era demasiado pequeño para detectar un efecto real, o para generalizar a partir de la población en general. Esto plantea de nuevo la cuestión muy importante de no sacar conclusiones de estudios con muestras pequeñas y no representativas.
[…]
Hay hombres que cada vez sienten menos amor o atracción por sus parejas, y estos hombres suelen recurrir a la pornografía para encontrar consuelo, emoción, excitación y alivio. Pero no debemos culpar necesariamente a la pornografía por estas luchas de la relación — ésa es una respuesta barata, engañosa, y mentirosa.
¿Qué? ¿O sea que las imágenes no tienen poderes mágicos anti-amor? No creo que esto le interese mucho a los enemigos de la pornografía — los puritanos simplemente no renuncian a un argumento sin importar si es falso, aunque los abanderados del amort pueden volver a consumir pornografía sin sentirse culpables.
(vía The Honest Courtesan | imagen: geetarhero1000)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio