El parto, el proceso mediante el cual se trae a una persona al mundo, debería ser algo en lo que todos estamos de acuerdo: es imperativo que las mujeres den a luz con la mejor atención en salud, ofrecida por personal médico calificado que conozca y maneje todos los implementes médicos y procedimientos necesarios, para optimizar la vida y salud tanto de la madre como del recién nacido.
En Colombia, como no hay presencia estatal en buena parte del territorio, todavía hay lugares donde se practica la partería ’empírica’, mezclada con rituales, uso indiscriminado de plantas, cantos y rezos con los que, presuntamente, se combaten males físicos y metafísicos (!). A algún genio se le ocurrió que este estado de cosas incivilizado y peligroso era una cuquera digna de ser preservada y, como buena república bananera, la práctica fue declarada patrimonio cultural del país. Porque ¿qué puede ser más lindo que la tradición de dar a luz en dudosas condiciones de salubridad y sin profesionales de la salud que puedan ofrezcan su pericia y conocimientos sobre embarazo, parto, posparto y salud sexual y reproductiva?
Para darle otra vuelta de tuerca al asunto, resulta que esta insalubre, riesgosa y, en últimas, absurda tradición cultural podría desaparecer porque las iglesias evangélicas han condenado la ‘brujería’ adjunta, y al ofrecer seguridades emocionales para las personas mayores, las parteras veteranas —que son las que dictan la parada— han abandonado la práctica para evitar que su nuevo y amoroso dios las envíe a la cámara de torturas termodinámicamente imposible por toda la eternidad.
En cualquier caso, pierden las mujeres embarazadas, que siguen sin poder acceder a una verdadera atención en salud y tratamientos basados en la evidencia. Y eso, que debería ser el problema, es eclipsado por batallas culturales entre dos formas de creencia igualmente irracionales. Tanto luchar por cosas como la licencia de maternidad, y les traen sin cuidado las condiciones de los partos.
(imagen: Radio Nacional de Colombia)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio