La semana pasada, el Centro de Investigaciones Sociológicas de España publicó su más reciente barómetro —que mide mensualmente la opinión pública española— y resulta que a julio de 2016, entre ateos y no creyentes (a saber qué diferencia entiende el encuestador) suman el 27,5% de la población:
Este es un máximo histórico para el ateísmo en ese país, y constituye el segundo grupo demográfico más grande, después de los católicos. Aún más esperanzadoras son las cifras entre jóvenes de 18 a 24 años, que hacen mayoría en esa franja etaria, con el 54%, seguidos por los católicos con apenas el 41,4%.
Sé que España no está en su mejor momento, lo que hace más meritorio que en tiempos aciagos no degeneren hacia la superstición organizada. ¡Kudos para ellos!
(vía Fernando Cuartero)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio