Desde que fue elegido Papa, Jorge Mario Bergoglio —alias Francisco— ha mantenido una campaña populista y de buenrrollismo, que resulta irritante porque hace parecer progresista al mayor representante de la caverna en el mundo. ¡Y la gente se lo cree! Su elección respondió a la estrategia católica de moderar cómo dicen las cosas y renovar su imagen, para que esta no parezca tan anquilosada en la prehistoria — básicamente la misma jugada de relaciones públicas del Concilio Vaticano II.
En una columna en el New York Times, Matthew Schmitz trae una buena noticia — a pesar de estos esfuerzos, sigue habiendo un descenso demográfico de católicos (al menos en EEUU). Schmitz concluye que el papa Frank ha fracasado en su misión de recuperar borreguitos:
En Estados Unidos, por lo menos, no ha sucedido. Los hallazgos de una nueva encuesta del Centro para la Investigación Aplicada en el Apostolado [CARA] de Georgetown sugieren que no se ha producido ningún efecto Francisco — al menos, ninguno positivo. En 2008, el 23 por ciento de los católicos de Estados Unidos asistía a misa cada semana. Ocho años más tarde, la asistencia a misa semanal se ha mantenido estable o disminuido marginalmente, al 22 por ciento.
Por supuesto, Estados Unidos es sólo una parte de una iglesia mundial. Pero los investigadores de Georgetown encontraron que ciertos tipos de prácticas religiosas son más débiles ahora entre los jóvenes católicos que cuando estaban bajo Benedicto. En 2008, el 50 por ciento de los millennials informó haber recibido cenizas el Miércoles de Ceniza y el 46 por ciento dijo que hicieron un sacrificio más allá de abstenerse de comer carne los viernes. Este año, sólo el 41 por ciento informó haber recibido cenizas y sólo el 36 por ciento dijo haber hecho un sacrificio adicional, de acuerdo al CARA. A pesar de la popularidad personal de Francisco, los jóvenes parecen estar alejándose de la fe.
Yo no estaría tan seguro del fracaso del papa Frank: si bien sigue habiendo un descenso demográfico de católicos, no sabemos si Francisco ha prevenido que se alejen con mayor frecuencia de su multinacional del crimen.
Que no haya sido un éxito absoluto y rotundo, no significa que haya fracasado — nunca lo sabremos, pero de no haber obligado a renunciar a Benedicto y puesto a Francisco, es posible que los números fueran aún peores (o sea, mejores).
Gracias a la transparencia digital y una cada vez mayor acogida de los valores ilustrados, la religión organizada ha venido perdiendo terreno y, ojalá, siga haciéndolo de manera continua. Tal vez Francisco haya hecho todo aquello para lo que fue elegido pero queda la esperanza de que ni siquiera eso sea suficiente para detener por completo el avance las fuerzas civilizadoras.
¿Ustedes qué piensan?
(imagen: Catholic Church England and Wales)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio