Aww, amor cristiano en el Magdalena Medio:
Normalmente, un puñado de loquitos que se han tomado muy en serio sus supersticiones absurdas me causaría bastante risa, pero cuando tienen un pastorcillo mentiroso explotando sus miedos y rencores para que salgan a matar a otros por no pensar igual, la cosa pasa de castaño a oscuro.
Curiosamente, los 50 años de guerra que supuestamente terminan con el plebiscito con las Farc, se dieron por la incapacidad de esos pobres resentidos de aceptar los resultados electorales. Me pregunto si estos pobrecitos se han dado cuento de la cruel ironía de que tienen más similitudes con las Farc que con los ciudadanos inocentes. Y es que es más fácil encontrar un burdel en Arabia Saudita, a que los colombianos comprendan de qué va una democracia.
Por supuesto, los principales responsables de cualquier atrocidad que estos mantecos puedan cometer son ellos mismos. Sin embargo, también le cabe responsabilidad a sus predicadores (como Marco Fidel Ramírez) y, muy especialmente, al Gobierno colombiano, que todo este tiempo ha menospreciado la única herramienta que habría podido prevenir esto: el laicismo — una estricta separación del Estado y las iglesias, que le envíe el mensaje claro y fuerte a todos y cada uno de los ciudadanos, de que las políticas públicas no se basan en ningún precepto religioso.
Pero no; el Gobierno hizo todo lo contrario y se fue por la fácil, apelando a la religión en cada paso del proceso y capitulando cobardemente ante la Iglesia Católica. Y ahora, si estos pirados matan a alguien, el Gobierno también tendrá esa sangre en sus manos. ¡Vaya ‘paz’!
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Publicado en De Avanzada por David Osorio