Un tema recurrente aquí es el escepticismo frente a los documentales porque, con lamentable frecuencia, la etiqueta de “documental” lleva a muchas personas a aceptar acríticamente todo lo que se presenta allí, y estos sesgos —y una aparente renuencia a usar las capacidades críticas— han sido aprovechados por personas para promover sus agendas políticas.
Por si esto no fuera suficiente, desde hace unos años los canales de ‘divulgación científica’ decidieron que sería súperdivertido hacer documentales falsos (mockumentaries) — o sea, hacer pasar por ciertos hechos que jamás ocurrieron. De esta forma, muchos televidentes confiados en que Discovery Channel y Animal Planet no les mentirían, se fueron a dormir creyendo que alguna vez han existido dragones y sirenas, o que el supertiburón Megalodón todavía existe. En el caso de las sirenas, el mockumentary llega a afirmar que el gobierno de EEUU tiene un interés en mantener oculta la verdad.
Ahora Andrew David Thaler explora el daño que han hecho estos falsos documentales:
Y las invenciones audaces y directas de programas como Mermaids erosionan la confianza del público en las organizaciones gubernamentales y científicas. Al señalar al villano de estas producciones como instituciones reales, a menudo no partidistas, como la NOAA [Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica], no solamente redirigen los recursos del organismo al obligarle a responder a una controversia falsa en vez de usarlos para su trabajo efectivo; sino que le dan peso a otras campañas destinadas a desacreditar estas organizaciones. En Estados Unidos, el muy activo y bien financiado movimiento para negar el consenso científico sobre el clima global es experto en la capitalización de la controversia fabricada. Al poner en tela de juicio los motivos y métodos de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica, una organización encargada de estudiar los efectos del cambio climático en las costas de Estados Unidos, Discovery proporcionó validación a este movimiento anticiencia y creó un ecosistema propicio para la explotación por parte los comerciantes de la duda comprometidos con socavar el consenso científico.
Por desgracia, las principales cadenas por cable tienen mucho mayor alcance que cualquier instituto de investigación. Esto hace que sea muy difícil para los científicos montar una respuesta proporcional cuando su disciplina, área de investigación, o incluso su propio laboratorio e investigación, se usan como forraje en estos documentales fabricados.
De hecho, el chistecito de Discovery y Animal Planet llevó a que el gobierno de EEUU emitiera un comunicado oficial para reiterarle a la ciudadanía que ni las sirenas ni los zombies existen —y no es que los conspiranóicos que se lo creyeron todo a pie juntillas estén muy inclinados a creerle al Gobierno, aún cuando dice la verdad—.
(imagen: Mermaids)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio