La semana pasada un musulmán atropelló a decenas de personas en Niza (Francia) mientras celebraban la Toma de la Bastilla. Hasta ahora, el ataque ha dejado un saldo de 84 muertos.
Y esta semana ya hubo un nuevo ataque.
El lunes por la noche, en la estación de tren de Würzburg (Alemania), un inmigrante afgano atacó con un hacha a una familia de Hong Kong y a una señora que paseaba a su perro —quien se encuentra en estado crítico—. Otras 14 personas fueron tratadas por el shock. El tipo fue abatido por la policía.
Daesh se atribuyó el ataque y cuando la policía revisó la casa del tipo, efectivamente, encontraron la bandera de Daesh, un video jurando lealtad al grupo terrorista y otros signos de que, efectivamente, este también fue un ataque inspirado por la religión de la paz.
Mientras tanto siguen los que insisten que esto no tiene nada que ver con el islam.
Por cierto, puede que ya conozcamos el siguiente caso: ayer por la mañana un marroquí apuñaló a tres niñas y su madre en Francia, aparentemente porque estaban vestidas “ligeras de ropa”. Y claro, no debemos prejuzgar, no sabemos la religión del marroquí, quien podría ser mormón o cienciólogo. Independientemente del motivo, el hecho es terrible — y no parece que estos incidentes dejen de ocurrir aún a pesar de la cobarde postura de excusar a la religión de los crímenes que inspira. ¿Qué tal si cambiamos el enfoque a “diagnosticar acertadamente el problema”?
(imagen: BBC)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio