El otro día explicaba que no existe el extremismo religioso, en el sentido de que los religiosos ‘fundamentalistas’ realmente son los más fieles y que, los ‘moderados’, de una u otra forma, han decidido ignorar las partes de su libro sagrado que les incomodan o que chocan con algunos de sus valores del siglo 21 —lo que es una herejía en toda regla—.
Sin embargo, la deshonestidad intelectual de los creyentes moderados debe ser la menor de nuestras preocupaciones — el mayor problema con la religión moderada es que impulsa el ‘fundamentalismo’ y le ofrece una coartada ideológica. Este planteamiento es explicado por Henry Rambow, quien lo denomina el Efecto Josías —ya que en la Biblia, Josías cometió varias atrocidades en nombre de dios—:
Lo que me gustaría señalar aquí es que este efecto es una consecuencia inevitable de la religión, incluso la moderada, que por lo menos es culpable de tres maneras.
En primer lugar, la religión la moderada prepara a los niños —por millones, si no miles de millones— desde una temprana edad para que acepten sin cuestionar la autoridad de los mismos libros que sirven como base para las ideologías fundamentalistas, y les enseña a los niños que los dioses descritos en esos libros son dignos de culto. Esto hace que estos niños sean susceptibles a la ideología fundamentalista cuando, como adultos jóvenes, comienzan la búsqueda de un propósito para sus vidas.
En segundo lugar, la religión moderada propaga y legitima los vehículos de ideología fundamentalista — tanto los textos como los rituales. El hecho de que millones y millones de estadounidenses crean que la Biblia es un libro sagrado impulsa a los editores a imprimir millones y millones de copias cada año. Hay Biblias disponibles en todos los hogares y en la parte posterior de cada banco de la iglesia. Y todo lo que se necesita para que nazca un fundamentalista es que un alma perdida levante una copia y encuentre un poderoso sentido de propósito en una interpretación literal del texto. Lo mismo es cierto del Corán.
En tercer lugar, la religión moderada da credibilidad al fundamentalismo al afirmar que creen en los mismos dioses y los mismos textos de inspiración divina, que son exaltados por los fundamentalistas. Si no fuera por la religión moderada, lo absurdo de las creencias fundamentalistas sería mucho más evidente. Pero esas creencias no son tan fáciles de identificar como absurdas cuando miles de millones de personas adoran al mismo dios y estudian la misma escritura. El resultado es que las creencias fundamentalistas no son consideradas como ridículas, sino como meramente interpretaciones heterodoxas o equivocadas de una ideología que, en general, es ampliamente considerada correcta.
Lo absurdo de la situación sería cómico si no fuera tan trágico. Durante generaciones, hemos estado imprimiendo miles de millones de libros que contienen versos que nos ordenan matar a los idólatras, adúlteros, homosexuales, y no creyentes. Enseñamos a nuestros hijos que estos libros son sagrados y luego cruzamos los dedos con la esperanza de que no vayan a tomar en serio esos versos. Entonces tenemos la osadía de sorprendernos cuando, al igual que el rey Josías, algunos de ellos leyeron los textos con una mirada fresca y deciden que, después de todo, deben tomarse literalmente.
(imagen: Wikipedia)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio