Hoy se cumplen 10 años de la sentencia C-355 de 2006, que despenalizó el aborto en tres circunstancias en Colombia.
Por supuesto, la Corte Constitucional se quedó corta esa vez, pues cada quién es dueño de su cuerpo y lo que haga con él no es problema de nadie más, mucho menos del Estado. Aún así, los ‘provida’ se rascan las vestiduras cada vez que se interrumpe un embarazo en vez de dejar nacer al niño para que se muera de hambre.
La semana pasada, La Pulla de El Espectador publicó un video denunciando las mentiras de estos fanáticos antiderechos:
Y esta es gente que tiene entre sus mandamientos una prohibición expresa de mentir — supongo que en la letra menuda se admite ser Mentirosos por Jesús.
El Espectador también publicó un especial sobre los 10 años que además de ser interesante resume relativamente bien el panorama (aunque leer los aportes de Católicas por el Derecho a Decidir a veces requiera tener listas muchas dosis de paciencia y un par de Faceplams!).
Más allá de celebrar la despenalización, hay que entender que el tema también es un asunto de salud pública: las mujeres abortan independientemente de la prohibición (de hecho, en los países donde está completamente legalizado, las tasas de aborto son menores). Lo único que hace la prohibición es alimentar el negocio de los abortos clandestinos, lo que le ha cobrado la vida a muchas mujeres.
¿Y dónde están los supuestos ‘provida’ cuando eso ocurre? No están, porque esta no es una discusión sobre la vida —esa es otra mentira de los que tienen prohibido mentir en sus mandamientos—. Es machismo puro y duro. ¿A cuántos niños muriéndose de hambre han adoptado los ‘provida’? A ninguno.
Y es muy sencillo de explicar: ellos trabajan para perpetuar la pobreza, principal fuente de dinero de los líderes religiosos. Cuantas más personas existan sin poder realizar sus sueños y tener una educación decente, más personas pagarán diezmo y buscarán consuelo en supersticiones. La idea es recibir dinero, no gastarlo en niños, literalmente, muertos de hambre.
Afortunadamente, en Internet hay información para abortar sin que las mujeres pongan en riesgo su vida ni su salud. ¿Cómo puede haber personas que todavía no entienden que poner a una mujer a elegir entre hacer algo que no quiere (seguir embarazada) o arriesgar su vida o su salud (muchas veces perdiendo sus órganos reproductivos) es una postura criminal, por no mencionar que ningún Estado tiene por qué poner a sus ciudadanas en esa situación?
Claro, los religionistas pueden creer lo que quieran, pero sus dogmas sólo aplican en sus lugares de culto y no tienen cabida en la política pública de todos — esa es la importancia de que Colombia sea un Estado laico. Celebramos estos 10 años, aunque no podemos esperar suficiente para la legalización total y absoluta del aborto en el país, una medida necesaria para empezar a tratar a las mujeres como ciudadanas, y no como si fueran poco menos que objetos con el único propósito de dar a luz.
(imagen: El Espectador)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio