Desde antes de la semana ‘santa’ católica de este año publiqué algunos de los abusos que se cometían en distintas partes del país, favoreciendo la superstición católica.
Y una vez arrancaron los festivos no tuve oportunidad de sentarme más de cinco minutos al compu; así que llego y he recibido denuncias de distintas partes del país donde las entidades públicas abusaron de los recursos estatales para promover esa religión. Sin más preámbulo, las atrocidades de la Semana ‘Santa’ 2016:
Empezamos en Buriticá (Antioquia) donde la Policía puso al Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) a barrer las calles por donde iba a pasar la procesión:
En Útica (Cundinamarca), el alcalde Alfonso Mahecha Arias decidió hacer todo un viacrucis:
En Floridablanca (Santander), el alcalde Francisco González Gamboa decretó ley seca — porque, ¿qué clase de fiesta religiosa no amputa libertades individuales?
El funcionario explicó que “entre las 7:00 p.m. y las 6:00 a.m. de los días miércoles, jueves, viernes santos, no se podrá consumir licor en ningún lugar del municipio”. La medida termina el Sábado Santo a las 6:00 a.m.
González Gamboa aclaró que “la restricción sólo aplica durante las noches. Durante el día la venta y consumo se realizará sin ningún contratiempo”.
De no acatar la medida, la Policía y el Ejército podrán incautar el trago y ponerlo a disposición de las autoridades.
Y ya que estamos hablando de obligar a todos a respetar las creencias de no-todos, no podía faltar el impresentable padre Jesús Hernán Orjuela, alias ‘padre Chucho‘, quien aparentemente hizo un concierto para el que no tenía permiso —desde las 5:00 de la tarde del sábado hasta las 2:00 de la madrugada del domingo— y utilizó pólvora, a pesar de estar prohibido:
@Citytv #AhorrarPaga @PadreChuchoOf realizó concierto de sábado 5pm a domingo 2am sin permiso usó pólvora pic.twitter.com/6kiDscu6fU
— Lorenzo Gutierrez (@LorenzoG1956) March 27, 2016
El padre Chucho se está buscando otra ronda de llevarse hostias — tiene como cierto fetiche con que le recuerden que ni él ni su superstición están por encima de la ley, y los ateos de Bogotá estamos más que motivados para recordárselo todas y cada una de las veces que sea necesario. Él puede tener a su dios, a los Pitufos y a Caperucita Roja de su lado, pero nosotros tenemos las leyes del nuestro, porque da la casualidad de que Colombia es un Estado laico, en donde los cultos religiosos se deben someter al imperio de la ley.
(vía Alexander Ríos, Raúl Daza, Asociación de Ateos de Bogotá y Ferney Rodríguez | imagen: istolethetv)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio