Desde el 2 de marzo, la fundación Interfe viene adelantando un ciclo de Foros de ‘Libertad’ Religiosa, con la colaboración de Reconciliación Colombia y la OEI.
Algunos amigos ateos se extrañaron de que ninguna organización atea hubiera sido invitada a los foros, aunque a mí no me extraña en lo absoluto. Interfe es un grupo ecuménico — o sea un grupo de religiones y denominaciones que han optado por ignorar el molesto asunto de tener amigos imaginarios diferentes como excusa para matarse entre sí, mientras entre todas puedan acordar una agenda política común. De este tipo de uniones se han derivado varias atrocidades religiosas, como la actual guerra contra los derechos sexuales y reproductivos. ¿Política y religión? Sí, la existencia de Interfe gira alrededor de infectar la política pública con manifestaciones y adherencias religiosas — de eso va su dichoso ciclo de Foros y, precisamente, por eso no no van a invitar a nadie que defienda la estricta separación entre el Estado y las iglesias. Su trabajo consiste en dinamitar la ya de por sí casi completamente demolida pared de separación entre Estado e iglesias.
El ciclo arrancó con el foro ‘Es tiempo de actuar‘ que parecía destinado al reclutamiento de jóvenes. Ayer se llevó a cabo el segundo foro, ‘Mujeres de fe‘, porque al parecer una mujer sin dios no puede aportar a sus comunidades.
Por último, el 10 de marzo, se hará el foro ‘Compromiso ciudadano por la paz‘.
Es chistoso cómo todo el mundo asume que más pensamiento mágico puede ayudar a salir del ya muy irracional conflicto armado, lo que no es muy distinto a creer que un incendio se puede apagar rociándolo con gasolina. De hecho, estos foros van en detrimento de la paz. A ver, me explico.
La literatura especializada ha encontrado que la diversidad religiosa aporta a la paz, ya que es el antídoto perfecto para la homogeneidad religiosa, que incrementa el riesgo de inseguridad y violencia. El ecumenismo es la mayor expresión de homogeneidad religiosa, por lo que cualquier avance que hagan ellos, por mucho que se haga en nombre de la paz —como se hace todo en este país—, causará un detrimento directamente proporcional a la paz.
El ecumenismo no sólo plantea un inmenso problema de creencias, sino que, además, se encuentra en las antípodas de la libertad religiosa y de cultos. La única manera de tener verdadera libertad religiosa es que el Estado no promueva ninguna, ni muchas creencias religiosas, ni la creencia abstracta en poderes sobrenaturales, sino todo lo contrario: que no se meta, que deje que cada quién crea lo que quiera, que no le dé un tratamiento a las creencias religiosas diferente al que le daría a creencias deportivas o musicales, y que castigue con todo el peso de la ley los excesos que cometan los servidores públicos en favor de sus creencias (o las de sus mamás y esposas).
Y bueno, los de Interfe pueden creer lo que quieran y tener las metas más oscurantistas y contrailustradas (imponerle a todos los ciudadanos algunas de sus creencias); para eso están en una cuasi-democracia, que dice garantizar la libertad de opinión y expresión que no se permiten en países teocráticos —que es en últimas de lo que se trata esto—. Pues lo que soy yo, no me interesa participar en estos foros ni ninguno de calibre similar.
Con frecuencia, cuando los grupos de fe hablan de ‘libertad’ se refieren a formas como podrían menoscabarla. Ya deberíamos saberlo.
En cuanto a la participación de Reconciliación Colombia, especulo que tiene que ver con que ellos han suscrito la idea de que echar las facultades críticas por la borda y abrazar fábulas de serpientes parlantes y mujeres-costilla es una receta efectiva para la reconciliación ciudadana, como se desprende de la sección dedicada a la Iglesia en su página web.
Por otro lado, la participación de la OEI no me extraña en lo absoluto, pues no cabe esperar mucho de un organismo de cooperación intergubernamental de países en donde se viola el laicismo día sí y día también —y en donde este principio civilizador es básicamente visto con desdén, cuando no desprecio—.
Lo que no me explico es qué pinta en todo esto la embajada de Canadá.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
