Hace dos semanas la Asociación de Ateos de Bogotá interpuso un derecho de petición exigiéndole a la gobernación de Cundinamarca en cabeza de Jorge Emilio Rey Ángel una explicación para que esté despilfarrando el dinero de los contribuyentes en misas católicas todas las semanas.
Pues ya llegó la respuesta de la Gobernación y, como cabía esperar, es un chorrado de babas:
En la Gobernación de Cundinamarca, no existen documentos que autoricen o que nieguen la realización de eventos de carácter religioso en sus instalaciones. Pero si celebró la actividad relacionada con el miércoles de ceniza, ésta se llevó a cabo a petición de algunos funcionarios de la Gobernación del Departamento como bien hubiera podido realizarse con peticiones o solicitudes formuladas por personas de otros credos, en ejercicios del derecho Constitucional de la libertad de cultos.
A ver, la primera regla de la administración pública es que sólo se puede hacer aquello expresamente permitido (u ordenado). Precisamente, ya que no hay ningún documento que autorice la realización de eventos de carácter religioso, eso está prohibido. Y no, la Gobernación no puede romper la ley a petición de ningún funcionario o grupo de ellos.
Por cierto, si fue a petición de funcionarios, ¿por qué las invitaciones son hechas en nombre del gobernador Rey y su familia? ¿Acaso sus familiares son funcionarios de su administración? (Ohh, esto le interesará a la Fiscalía General de la Nación.)
No se explica uno para qué tienen abogados en la Gobernación si las justificaciones que ofrecen son peores que la ya de por sí mediocre excusa de “el perro se comió mi tarea”. Y bueno, no es que se pueda pedir mucho de una administración pública guiada por el pensamiento mágico y el privilegio religioso.
Lo que duele es que se desperdicie tanto dinero en tinterillos sin imaginación calentando puesto, y otro tanto en supersticiones absurdas, más cuando resulta que al Departamento no le sobra la plata.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio