En un caso que estudia la Corte Constitucional, la Corporación decidirá si permite que la educación sexual empiece en preescolar y primaria, o sólo en bachillerato — y como esto es Colombia ya la están liando:
Durante esta semana la Corte Constitucional estudiará una demanda contra la Ley 1146 de 2007, que exige ampliar la educación sexual en Colombia a los niños de preescolar y primaria.
El magistrado bajo investigación, Jorge Pretelt, fue designado para determinar si se da vía libre a la solicitud de la demanda o se deja la Ley como está: estableciendo que sólo se deben dictar cátedras de educación sexual a grados de secundaria y universidades.
La acción judicial ha generado una especial oposición del Procurador General, Alejandro Ordóñez, quien sostiene en un concepto enviado a la Corte que la norma debe dejarse como está, pues en caso de que se amplíen a los cursos mencionados existiría según él riesgo de embarazos adolescentes y enfermedades de transmisión sexual.
Valga aclarar que darle educación sexual a los niños simplemente es ir ofreciéndoles los conocimientos adecuados para su edad, los cuales se irán ampliando a medida que suben de curso. Es algo progresivo… como toda la educación. D’uh!
Es hablarles a los cuatro años de las mariposas en el estómago; a los ocho de la imagen propia y los estereotipos de género; a los 11 años, sobre orientación sexual y anticonceptivos, y así. Es enseñarles que su cuerpo es suyo y de nadie más, y que no tienen por qué hacer nada con lo que no se sientan cómodos. No se trata de ofrecerles técnicas ni promover la promiscuidad —como sólo lo entienden las mentes más cerriles—, sino de darles las herramientas para que ejerzan sus Derechos Humanos y los hagan respetar.
Por otra parte, la mejor evidencia disponible señala que la educación sexual desde la infancia no incrementa los embarazos adolescentes ni la transmisión de ITS.
No deja de ser curioso que el argumento de “la educación sexual incrementará la promiscuidad” sea el mismo argumento con el que los fanáticos religiosos como Ordóñez se oponen a la educación sexual incluso en el bachillerato, cuando la literatura especializada ha demostrado que esa idea es falsa — lo que es más, la educación sexual a veces influye en que los jóvenes retrasen el inicio de su vida sexual.
Pero nada de esto importa a los fanáticos porque, para ellos, cualquier cosa que no promueva la abstinencia hasta el matrimonio (heterosexual) debe ser rechazada. Infortunadamente para ellos, Colombia es un Estado laico — infortunadamente para los jóvenes, la Corte ya ha metido la pata antes y no hay seguridad jurídica de que vayan a fallar en Derecho o de manera científicamente informada (mucho menos cuando el magistrado ponente es el señor Pretelt).
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Publicado en De Avanzada por David Osorio