El caso ocurrió en Neiva (Huila), donde un sacerdote le negó la comunión a la campeona panamericana de lucha Andrea Olaya por tener tatuajes en el cuerpo:
La deportista quien hizo pública la denuncia a través de su cuenta de Facebook, señaló que el párroco de la iglesia Espíritu Santo del barrio Chicalá, señaló como personas de satanás a todas aquellas personas que tienen en su cuerpo tatuajes.
“Hoy en su predicación el párroco hablo de los tatuajes y de las personas tatuadas como cosas de satanás y contaminación demoníaca para la sociedad, habló de James Rodríguez, catalogándolo como un ejemplo de satanás”, escribió la luchadora en su Facebook.
Además agregó que al momento de recibir la comunión, el religioso se la negó por su condición de tener tatuajes y su vestimenta.
“Me negó la comunión por mi condición de tener tatuajes y mi vestimenta. Me dijo que mi presentación y mi condición era desastrosa, al ver mis tatuajes y mi ropa, y que necesitaba su ayuda”, indicó Olaya.
Siendo honestos, el sacerdote lleva la razón — el libro de pócimas cristiano prohíbe los tatuajes, y la palabra de dios es eterna e inmutable. ¡Paila!
Es lo que tiene no leer la letra pequeña al inscribirse en la superstición: vas y vives como si estuvieras en el siglo 21 y las absurdas normas de convivencia de analfabetos pastores de cabras de hace 2.000 años no te dejarán en paz.
(imagen: La Nación)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
