Como habíamos advertido, la gobernación de Cundinamarca desperdició recursos públicos invitando a una misa de miércoles de ceniza, porque parece que no puede pasar una semana sin que el gobernador, Jorge Emilio Rey Ángel, desperdicie dinero de los contribuyentes en promover a su amigo imaginario.
De hecho, a pesar de la invitación que hizo al miércoles de ceniza, ese día Jorge Rey se encontraba en Tocaima, donde hizo la ceremonia religiosa y lo llamó “trabajar”:
Nada mejor para iniciar nuestra jornada de trabajo, que hacerlo con la energía que nos da la fe.
Fiel a mis principios y valores, participamos en el inicio de la Cuaresma, recibiendo el símbolo de la cruz con la ceniza que nos impulsa a trabajar con honestidad y ahínco por los cundinamarqueses.
En la Parroquia de San Jacinto de #Tocaima, los niños, jóvenes y adultos, nos contagian de su alegría para seguir trabajando comprometidos por la transformación de las condiciones de nuestra comunidad.
En este inicio de preparación para la Semana Santa hacemos una invitación para que todos contribuyamos en la reconstrucción y fortalecimiento de la familia y del tejido social, pilar fundamental de nuestro plan de gobierno.
La penosa alcaldía de Tocaima le siguió el juego al Gobernador.
A mí se me ocurren muchas cosas mejores, empezando por respetar el hecho de que Colombia es un Estado laico — como cundinamarqués, no me fío de alguien que para trabajar con honestidad y ahínco por mí necesite utilizar el dinero de mis impuestos para promover su superstición privada; como que es bastante deshonesto.
Rey puede creer en Caperucita Roja si quiere, pero no puede usar los recursos del Estado para promover su creencia. Si al pobre le queda grande ese concepto, ¿cómo esperar que haga algo —cualquier cosa— medianamente bien?
(vía Pequeño Hereje)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio