Esta semana, el dictador presidente iraní Hassan Rouhani está de tour por Europa y el lunes estuvo en Roma.
Para no ofenderlo a él, su superstición, el corrupto régimen que preside, o su ‘cultura’, las autoridades italianas prefirieron escupir en su propia cultura y tapar las esculturas desnudas del Museo Capitolino y, además, se abstuvieron de ofrecer vino en la cena:
Como parte de su visita a Roma, el lunes Rouhani recorrió el famoso Museo Capitolino con el primer ministro italiano Matteo Renzi. El edificio alberga numerosas obras preciadas de la antigüedad, algunas de las cuales parecen mostrar figuras humanas desnudas.
Dada la sensibilidad del régimen teocrático iraní, las autoridades italianas decidieron ocultar algunas de las obras de arte quizá más ofensivas durante la visita de Rouhani. Se pusieron cajas de madera y páneles alrededor de los objetos para ocultarlos de la visión del presidente de Irán, o al menos en fotografías.
De acuerdo con los protocolos que rigen las visitas de dignatarios musulmanes, no se sirvió alcohol en una cena ofrecida en honor de Rouhani.
Los que todavía defienden la salvajada multicultural tienen que explicarme cómo es que si los musulmanes van a Europa no se ofrece vino, y cuando los europeos van a países islámicos tampoco les ofrecen vino ni tocino.
Las reglas de juego deben ser iguales para todos: o el invitado se acomoda a la cultura anfitriona —que es lo lógico—, o la cultura anfitriona se autocensura y consiente la cultura del visitante. Pero no puede ser ambas.
(imagen: Alex Proimos)
____
Publicado en De Avanzada por David Osorio
