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Crónica del padre Chucho en Las2Orillas

Desde octubre de 2015, los ateos de Bogotá se enfrentaron a los excesos que el sacerdote Jesús Hernán Orjuela, alias ‘padre Chucho’, cometió en el barrio Castilla, apoderándose de un parque vecinal.

Ayer, Las2Orillas publicó un recuento que hizo mi amigo Ferney Rodríguez, titulado Crónica de la batalla que los ateos le ganaron al Padre Chucho:

Los lectores habituales ya conocen todo el culebrón, pero para quien apenas se está desayunando, aquí están los enlaces relevantes (que a Ferney o a quien haya editado la nota en Las2Orillas se le pasó poner):

No se puede hacer misas en parques de Bogotá, donde se conoció la norma que prohíbe hacer ceremonias religiosas en los parques vecinales.

Amor cristiano y abuso policial en Bogotá, que relata cómo los feligreses del sacerdote atacaron a los manifestantes pacíficos y cómo la Policía no hizo nada y, en vez de defender a los manifestantes o detener a los salvajes, detuvieron a los manifestantes pacíficos (!).

Qué ocurrió realmente en el plantón contra el padre Chucho, donde se corrigen las mentiras del padre Chucho, que fueron difundidas sin chistar por casi todos los medios de comunicación.

Actualización sobre el padre Chucho y el parque de Castilla, donde se rebatió la insensatez de los Testigos de Gokú, y algunos columnistas y medios empezaron a preguntarse por la defensa del espacio público en este caso.

Alcaldía de Bogotá propone violar la ley para favorecer iglesia de padre Chucho. El título lo dice todo.

Padre Chucho vuelve a hacer misas en parque público, que cuenta la última misa del Padre Chucho en el Parque… después de haber prometido dos veces que no volvería a hacerlas, y de haber enviado a sus esclavos mentales a hacerle perder el tiempo a todo el mundo en conciliaciones que terminaron a las 10 p.m, sólo para incumplir lo acordado — la palabra del padre Chucho vale menos que ser novio de Laura Moreno.

Ahora, el señor Orjuela anunció que se irá a hacer un curso de exorcismo; no es de extrañar porque ese es su modus operandi — irse cuando las cosas están calientes, para volver mucho después y seguir violando la ley mientras nadie mira.

Que se vaya, que los ateos de Bogotá seguiremos atentos a sus violaciones de las normas cuando vuelva. Él puede tener a su dios (y todos los demás que requiera) de su lado; nosotros tenemos las leyes del nuestro. Hasta entonces.

Y ya que parece que nos vamos a tomar unas merecidas vacaciones del tema, resulta pertinente hacer algunas reflexiones sobre todo esto:

– Es cierto que el llamado al plantón en el parque de Castilla fue apresurado, pero no había otra opción, pues el siguiente fin de semana era festivo y el que le seguía a ese Halloween. Haber esperado a noviembre habría significado que el tema se enfriara. Esto es inherente al activismo: a veces se puede hacer las cosas con toda la parsimonia del mundo y otras veces hay acciones que no dan espera.

– También es cierto que los manifestantes fueron bastante valientes al ir a solicitarle a la jauría de Orjuela que respeten el espacio público. Queda de aprendizaje, y a la próxima es mejor llegar con la Policía —en vez de esperar, un tanto ingenuamente, que ellos cumplan su palabra y hagan el acompañamiento prometido motu proprio—. Lo peor que pasó fue una incapacidad de 15 días para uno de los manifestantes (!!) y la destrucción de varias cámaras y pancartas por parte de los feligreses. Afortunadamente no pasó a mayores.

– También queda de aprendizaje que los que creen en un dios que todo lo ve y juzga, ciertamente están dispuestos a comportarse como cretinos cuando no hay cámaras grabando. ¡Muy honestos ellos!

– De igual forma, quienes dicen que su dictador celestial les prohíbe dar falso testimonio y mentir, no tienen empacho en interponer falsas denuncias. ¡Muy honestos ellos!

– Aunque se diga y titule que esta es una “victoria atea”, lo cierto es que es mucho mejor — es una victoria de todos: se ha reducido la discriminación a los evangélicos, musulmanes, budistas, sikh, satánicos, hindúes, jainistas, judíos y seguidores de Monesvol, pues se ha disminuido el privilegio religioso. Esto es el laicismo.

Que los vecinos de Castilla descansen de los abusos que el señor Orjuela cometió en nombre de su amigo imaginario, y que los activistas de Bogotá Atea y de la Asociación de Ateos de Bogotá tengan la plena satisfacción del deber cumplido. Todavía queda mucho por hacer, pero por alguna parte se empieza.

(imagen: Kien y Ke)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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