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Yo también digo #ChaoProcu

Desde que Alejandro Ordóñez ha estado al frente de la Procuraduría General de la Nación, la entidad, que existe para velar por los Derechos Humanos, se convirtió en un tribunal de la Inquisición —de hecho, ¡¡Alejandro Ordóñez ni siquiera cree en el concepto de derechos humanos!!—. (En De Avanzada he recopilado una buena cantidad de las fechorías de Ordóñez.)

Al terminar su primer período, la Corte Suprema de Justicia lo postuló para un segundo período, lo que se sumó a un montón de despropósitos ya que, en ese momento, la Corte estaba estudiando una denuncia contra Ordóñez. Para completar, los congresistas eligieron a Ordóñez de una terna incompleta, así que la elección fue demandada ante el Consejo de Estado.

Pues parece que el 20 de enero el Consejo de Estado dictará sentencia y, aunque no conocemos la ponencia, la decisión correcta debería ser anular la reelección de Ordóñez. Con esto en mente, y creyendo que el Consejo de Estado hará lo correcto, la ONG Parceros decidió invitar a una fiesta de despedida, con el hashtag #ChaoProcu:

En el video invitan principalmente a las mujeres y los LGBTI, aunque el llamado bien podría ser para cualquier persona con algún atisbo de decencia humana. (Como raro, ni siquiera se les ocurre que los ateos también hemos sido discriminados por el Procurador.)

Aunque siempre me alegraré de que personajes nefastos dejen su cargo, no puedo compartir este optimismo — hay que tener en cuenta que antes de ser Procurador, Ordóñez fue magistrado del Consejo de Estado y, en Colombia, “entre bomberos no se pisan las mangueras”. El Consejo tiene un lamentable historial de dilatar los procesos mediáticos, y el caso de Ordóñez no sería la excepción, ya que el tipo divide y polariza al país (por si a alguien le quedaban dudas de que en Colombia hay sobrepoblación de trogloditas).

Siempre se me ha dado fatal cantar victoria antes de la victoria y, en todo caso, esta victoria sería pírrica: el Consejo pospuso el caso hasta cuando ya fue demasiado tarde pues, en todo caso, a Ordóñez se le termina el cargo este mismo año. Si iban a anular su elección, debería haber sido unos meses después de la decisión de la Corte, y no a escasos meses de que concluya su mandato. Mejor dicho, ¡ya pa’ qué!

Pero esta demora injustificada no sólo significa que el fascismo estuvo cuatro años más al frente de la Procuraduría, sino que Ordóñez contó con un total de ocho años para emponzoñar la institución más necesitada en el país y dejarla completamente inútil. No, mentiras, inútil sería mejor de lo que es ahora: una ventana al oscurantismo.

Ordóñez se irá (ya sea ahora, o en unos meses), pero la Procuraduría quedó dañada de manera permanente —y tal vez irreparable—. La mejor fiesta que podríamos pedir con motivo de la salida del tipo, es el restablecimiento de una institución que vele por los DDHH, empezando por el laicismo — la más estricta separación entre el Estado y cualquier confesión religiosa.

(vía Diego León | imagen: De la Urbe, Universidad de Antioquia)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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