El episodio ocurre en El Aguacatal, en Calarcá (Quindío):
[E]l comandante de la policía en esta parte del país coronel Ricardo Suarez dijo que si bien Colombia es un país con libertad de culto y se debe respetar las creencias, genera temor las practicas que en este templo se vayan a realizar.
“Las prácticas satánicas nos llaman la atención, pero vivimos en un país en el que se respeta la libertad de culto y aunque venimos trabajando con nuestros hombres de inteligencia, lo único que podemos hacer es trabajar de la mano con las autoridades eclesiásticas”, indicó Suarez.
El uniformado señaló que lo único que se puede hacer, es verificar y que se cumpla que el templo cuente con los permisos y documentos de funcionamiento para lo que se está trabajando de la mano con la iglesia católica.
La Policía y Suárez se están buscando una demanda por discriminación — todos los días abren iglesias en Colombia con todo tipo de creencias y la Policía no verifica ninguno de esos permisos y documentos de funcionamiento. De hecho, la Policía favorece a la Iglesia aún cuando los sacerdotes no tienen los permisos o violan la ley.
Con mayor razón, no tienen por qué estar “trabajando de la mano con la Iglesia”, pues cuando se trata de engañar incautos con cuenticos ridículos, pensamiento mágico y filosofía barata, no se debe favorecer un negocio por encima de la competencia, ya que Colombia es un Estado laico.