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Padre Chucho vuelve a hacer misas en parque público

Lo sé, lo sé, ya no quieren saber nada del padre Chucho. Y yo tampoco, pero alguien tiene que registrar los excesos y abusos del señor Jesús Hernán Orjuela y de sus peligrosos feligreses, así que aquí vamos. (Los que ya están enterados, pueden saltarse el próximo párrafo, que resume cómo llegamos hasta aquí.)

Desde hace dos años Orjuela hace misas ilegales en el parque vecinal de Castilla —había prometido dejar de hacerlas, pero él mejor que nadie entiende que la palabra de un sacerdote no vale nada, así que siguió haciéndolas como si nada—. Como la ley prohíbe estas misas, los ateos de Bogotá hicieron presencia pacífica en una de las misas, que terminó con abuso policial y amor cristiano. Para calmar las críticas, Orjuela volvió a ‘prometer’ que dejaría de hacer las misas en el parque, aunque empezó a solicitar que le cedieran la administración del mismo (?). En conciliación con la Alcaldía, los ateos defensores del espacio público se negaron a la propuesta ilegal de cederle el parque a Orjuela y sus secuaces algunos días al mes.

El viernes, parecía que esta historia llegaba a su fin, pues finalmente se decidió que no se puede usar el parque para hacer misas —o sea, cumplir la ley—:

Tras cerca de diez horas de deliberaciones y presentación de las diferentes posturas sobre la pertinencia de la realización de misas campales en el Parque Castilla, en las reuniones se llegó a la conclusión de que la administración de este parque, así como todos los de naturaleza vecinal, es competencia del IDRD. La representación de esta entidad ha conceptuado que no es posible la realización de misas campales en este parque, tal como se realizaron por casi tres años hasta el pasado mes de octubre cuando la Asociación de Ateos de Bogotá convocó el plantón por el caso de Castilla.

La postura del IDRD es afín en sus conclusiones a la sostenida por la Corporación Bogotá Atea, la cual ha abogado activamente por el no uso del espacio público para actos litúrgicos y el respeto a la normatividad de uso del suelo y emisiones de ruido por las iglesias. Por su parte, los feligreses del Santuario Diocesano de la Divina Misericordia y la Junta de Acción Comunal manifestaron estar en desacuerdo con el concepto final emitido por el ente administrador de las zonas verdes de la capital. Vecinos y feligreses dieron a conocer su deseo y apego por las misas en espacio público por medio de un escrito.

En el comunicado, Bogotá Atea resalta la supuesta disposición de la Alcaldía para buscar “una solución dentro del marco de la ley”, lo que no es del todo cierto — quienes hemos seguido el caso, vimos cómo la Alcaldía propuso una solución ilegal en primer lugar. Afortunadamente entraron en razón.

Sin embargo, estos creyentes, no felices con manifestar su desacuerdo pasaron a las vías de hecho y ayer volvieron las misas al parque vecinal de Castilla. (Para completar, contaron con la presencia de la Policía.)

Qué peligro de gente, que no sabe vivir en sociedad — van y desperdician el tiempo de todo el mundo en la conciliación, aprovechándose de que las personas civilizadas sí cumplen con su palabra, y si no les gusta lo que se decide, igual van y hacen lo que les da la gana. Por si alguien quería más evidencia de que la religión es una ideología antidemocrática.

Colombia es un Estado laico, lo que significa que la ley está por encima de los caprichos de cualquier sacerdote, de sus feligreses y de su dictador celestial.

Como eso no tiene discusión —y ya sé que esta gente no entiende—, siempre he abogado por un enfoque más agresivo, yendo directamente a los juzgados — supongo que eso es lo que sigue ahora. Y hay varios Policías que se están buscando una destitución pendeja. Cosas de la superstición.

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