Desde 2013, el blogger saudí Raif Badawi fue sentenciado a 10 años de prisión y 1000 latigazos por el pseudodelito de pedir tolerancia religiosa e igualdad para las mujeres. Después de los primeros 50 azotes la comunidad internacional se pronunció ante el gobierno de Arabia Saudita, lo que consiguió que estos bárbaros aplazaran indefinidamente la ejecución de los 950 azotes restantes.
Ahora, Ensaf Haidar —la esposa de Badawi— cuenta que Arabia Saudita se está preparando para reanudar el castigo físico:
Fui informada por una fuente bien informada, que las autoridades saudíes han dado luz verde a la reanudación de la flagelación de Raif Badawi. La fuente informada también dijo que la flagelación se reanudará pronto, pero será administrada dentro de la prisión.
Vale la pena mencionar que la misma fuente me había avisado sobre la flagelación pendiente de Raif a principios de enero del 2015 y su advertencia fue confirmada, ya que Raif fue azotado el 9 de enero.
Aunque no entiendo esta decisión especialmente porque el caso de Raif todavía está siendo revisado por la Corte Suprema según una fuente de alto nivel en el Ministerio de Justicia saudí y de acuerdo con la declaración ministro de la Oficina Relaciones Exteriores del Reino Unido, Tobias Ellwood, quien le dijo a la Cámara de los Comunes en julio que el caso de mi marido aún estaba siendo examinado por los jueces saudíes.
Hago un llamado a su Majestad el Rey Salman para que acabe con el calvario de mi marido y que lo perdone. También hago un llamado a su majestad para que le permita ser deportado a Canadá para que se reúna con su familia e hijos, que han sido privados de su padre durante más de cuatro años.
Aprovecho esta oportunidad para recordarle al Sr. Justin Trudeau, el nuevo primer ministro de Canadá, su promesa de apoyar a Raif Badawi y garantizar su liberación. Ruego a él para que le dé a Raif un pasaporte blanco para permitirle reunirse con su familia en Canadá.
Yo tenía entendido que la Corte Suprema negó la apelación, pero vaya uno a saber cómo es el sistema de justicia de un país donde todavía se preocupan por encarcelar a la gente por lo que piensa.
