Un equipo de la Universidad de California acaba de publicar un estudio en el que las creencias religiosas se redujeron cuando se envió energía magnética a ciertas partes del cerebro.
De la nota de prensa:
En el estudio, la mitad de los participantes recibió un procedimiento “falso” de bajo nivel que no afectó su cerebro, y la otra mitad recibió la energía suficiente para disminuir la actividad en el área objetivo del cerebro. A continuación, a todos los participantes se les pidió que primero pensaran en la muerte, y luego se les preguntó por sus creencias religiosas y sus sentimientos sobre los inmigrantes.
Los resultados, publicados en la Social Cognitive and Affective Neuroscience, revelan que las personas en quienes la región cerebral específica se cerró temporalmente reportaron 32,8% menos creencia en Dios, los ángeles, o el cielo. También fueron un 28,5% más positivos en sus sentimientos hacia un inmigrante que criticó a su país.
El equipo se enfocó en las bases cerebrales de la ideología y para ello acudieron al nacionalismo pues, normalmente, el cerebro identifica un ataque a los valores del grupo al que se pertenece como una “amenaza”. También se enfocaron en la muerte y la religión, pues estudios anteriores han demostrado que ante la “amenaza” que representa la muerte, las personas tienden a buscar consuelo en la religión.
Cuando la corteza posterior frontal media —la parte del cerebro que responde a esas “amenazas”— fue apagada con energía, las personas fueron menos propensas a recurrir a sus ideologías cuando se enfrentaron con la idea de la muerte o de inmigrantes que critican su país.
Más evidencia de que la religión es un producto mental que sirve como mecanismo de defensa. ¿No hemos evolucionado ya suficiente como para dejarla atrás de una vez por todas?
(vía Friendly Atheist | imagen: Allan Ajifo)