El viernes Sam Harris publicó esta aclaración en su Facebook, que a algunos les vendría bien leer:
Ningún ateo racional (o “Nuevo Ateo”) sostiene que la religión es responsable de cada cosa estúpida o inmoral que hacen las personas religiosas. Solo culpamos a una religión por lo que sus seguidores hacen como resultado directo de sus doctrinas, como oponerse al matrimonio gay o matar apóstatas.
El ateísmo no tiene doctrinas. No exige que, con base en su incredulidad, una persona haga algo, o se abstenga de hacerlo. En consecuencia, saber que alguien es ateo es saber muy poco de él — aparte del hecho de que no acepta las injustificadas afirmaciones de las religiones.
El ateísmo no es más que la condición de no creer en Poseidón, Thor, o cualquiera de los miles de dioses muertos que yacen en el cementerio de la mitología. En esa medida, todo el mundo sabe exactamente lo que es ser ateo — alguien que simplemente ha añadido el dios de Abraham a la lista de los muertos.
Si la creencia en la astrología hace que la gente se vuelva loca y niegue la atención médica a sus hijos o que asesine a los no creyentes, muchos de nosotros podríamos hablar y escribir sobre la peligrosa estupidez de la astrología. No sería fanatismo o intolerancia de nuestra parte. Sería un alegato a favor de la cordura humana elemental. Y esa es toda la crítica de un ateo al tribalismo religioso y la superstición.
Si entiendes esto, reconocerás que cualquier intento de culpar al ateísmo de delitos específicos, grandes o pequeños, no es más que un nuevo acto de demagogia religiosa.
La ausencia de dios en la vida de alguien tiene tanta culpa de las cosas malas que esa persona haga como la ausencia de Supermán, los unicornios o los Pitufos.
(imagen: Steve Jurvetson)