Si se sorprendieron con la historia del obispo que no sabía que violar niños es delito, esperen a escuchar esta.
En 2011, el arzobispo Robert Cunningham de la Diócesis de Syracuse (Nueva York) estaba testificando contra otro sacerdote acusado de violar a un niño y dijo que el niño tenía parte de la culpa de ser violado (!):
El abogado del hombre le preguntó a Cunningham si, a los ojos de la iglesia, un niño abusado sexualmente por un sacerdote ha cometido un pecado.
“El chico es culpable”, dijo Cunningham el 14 de octubre de 2011, de acuerdo con una transcripción de la audiencia.
…
Más tarde, en la audiencia, Cunningham se retractó un poco de la declaración, diciendo que tendría que conocer qué papel jugó el niño.
“Bueno, quiero decir, sin conocer las circunstancias por completo, ¿acaso el chico lo alentó, o (lo) consintió de alguna manera?“, dijo Cunningham.
Las declaraciones se conocieron antier y han provocado indignación y peticiones para que Cunningham sea expulsado — en respuesta, el obispo dio una declaración pública en donde parece que se puso al día con la moral del siglo XXI:
Dijo que estaba tratando de explicar que él no sabía lo que pasaba en el corazón y la mente de una persona.
“Hice mi mejor esfuerzo para responder a preguntas y debo admitir [que] di respuestas que desearía que fueran diferentes“, escribió. “Me entristece leer el artículo y darme cuenta que mis palabras dieron impresión equivocada a las víctimas, sus familias y el pueblo de la diócesis de que creo que las víctimas de abuso tienen la culpa. Nada podría estar más lejos de la verdad”.
En la audiencia, Cunningham dijo, “el chico es culpable” y más tarde se refirió a las víctimas como cómplices.
Ahh, ahora que su puesto peligra, Cunningham entiende (o dice que entiende) lo que es obvio para cualquier persona normal: que una víctima de violación no tiene ninguna culpa, ¡nunca!
¿Por qué será que los religiosos no pueden tener una moral decente si no es a la malditasea? Por cierto, yo digo que no lo despidan — la Iglesia Católica no es una institución democrática en donde sus políticas puedan ser dictadas por el cliente; son una mafia teocrática, en donde las decisiones las toman a conveniencia de unos pocos capos, gústele a la gente o no.
(vía Friendly Atheist)