Vía la Fundación Antama me entero de esta campaña:
Una nueva campaña lanzada a través de Avaaz (plataforma digital para iniciar campañas a nivel nacional e internacional) ha comenzado la recogida de firmas para pedir que Greenpeace deje de oponerse al arroz dorado. La deficiencia de Vitamina A causa la ceguera y muerte de 2 millones de niños cada año en las regiones más pobres del mundo. Regiones en las que sus habitantes no tienen acceso a una dieta variada y equilibrada que les otorgue los nutrientes necesarios para mantenerse saludables. Regiones en las que su principal o único alimento es el arroz.
El arroz dorado es un arroz modificado genéticamente para contener mayor contenido en betacaroteno, un carotenoide que en el cuerpo humano se transforma en Vitamina A. Si esta variedad biotecnológica llegara a los países más pobres del mundo en los que la dieta básica es precisamente el arroz se podría evitar la deficiencia de Vitamina A que causa la pérdida de la vista de 500.000 niños cada año.
Greenpeace se ha opuesto sistemáticamente la distribución del arroz dorado. Para colmo de males, cuentan con un ejército de idiotas útiles —todos bien alimentados y con el sentido de la vista en perfectas condiciones— que dirán cualquier cosa para seguir impidiendo que los más necesitados se beneficien del progreso.
Voy a destacar tres de sus ‘argumentos’ —llamémosles así— contra el arroz dorado, y los responderé brevemente:
- Las compañías de semillas no deberían lucrarse con el hambre de los niños en lugares remotos del mundo
Bueno, afortunadamente el arroz dorado no tiene patente. Incluso, si fuera cierto, sería preferible que las empresas se lucren a condenar a los niños a la ceguera y vidas de sufrimiento. Aquello del mal menor.
De hecho, quien se lucra con el hambre ajena es Greenpeace, que recibe ingentes cantidades en donaciones por parte de los perezosos intelectuales que se creen su retórica ludita a pies juntillas.
- Sólo se renunció a las patentes para las poblaciones que las empresas de semillas consideren que no pueden pagar
No hay evidencia de esto. En todo caso es preferible que haya algunas que accedan gratuitamente a la provitamina A, incluso si otras no pudieran por ‘avaricia corporativa’, a que todas se queden ciegas y mueran. Volvemos al mal menor.
- El problema de hambre es de distribución, no de producción
Falso dilema. ¿De qué sirve que la comida sobre en Bruselas si la necesitan desesperadamente en Somalia? Regalar comida sobrante para paliar una emergencia, sirve. Pero es iluso pretender que esta sea una solución permanente (a la gente le da hambre tres veces al día —¡al día!—). ¿Quién va a pagar por el transporte de toda esa comida, todos los días? (Porque Greenpeace ciertamente no usa el dinero de sus millonarias arcas para nada ni remotamente similar — de hecho, sólo lo usa para seguir amasando fortuna.)
Hay niños muriendo de hambre y Greenpeace se opone a que esto cambie por una postura ideológica — no es de extrañar que sean acusados de un crimen contra la humanidad.
Aunque no soy muy amigo del slacktivism —y ciertamente no creo que Greenpeace vaya a escuchar razones ahora, cuando se han negado a hacerlo por años— creo que la campaña puede servir para que más personas se enteren de esta atrocidad cometida por esa multinacional y salgan de la burbuja ecotalibán.
Ese es suficiente buen motivo para firmar la campaña. Igualmente, los invito a compartir esta información con sus contactos.
(imagen: Wikimedia Commons)