Cuando escribí por qué no soy vegetariano dediqué varias líneas a explicar que para comer cualquier cosa, sea carne o una fruta, necesariamente mueren animales. Este hecho fue repetido hace poco en Quora y Microsiervos.
Ahora, esta incómoda observación empieza a llegar a los medios de comunicación mainstream — Semana, específicamente, publicó un artículo al respecto, titulado muy suculentamente El veganismo también mata a los animales:
El argumento central es que quienes creen que al no consumir carne no matan animales están equivocados. El más despojado plato de arroz o un simple pedazo de pan también implican un impacto mortal para muchos animales. Que no lo veamos ni sepamos es otro tema. Pero la muerte está presente de un modo inevitable. No existe el desarrollo humano con impacto ambiental cero: para que nosotros podamos vivir muchas formas de vida deben morir. Esta afirmación es chocante pero es una de las verdades más obvias de la ecología, que es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su ambiente.
Para [Claudio] Baronatti “desde el momento en que los humanos empezamos a criar ganado y adoptamos la agricultura, generamos impactos. No hay especie animal que no mate o no coma mediante la muerte de otros animales, directa o indirectamente. Entiendo que puede ser doloroso, a mí también me gustaría vivir en un mundo ideal, pero la realidad es otra. No todos, pero muchos veganos creen que no causan ninguna muerte, lo mismo que la gente que viste sólo ropa de algodón, y sí lo hacen”.
Para las personas que creen que el veganismo es sinónimo de protección a los animales, Claudio argumenta que no es cuestión de señalar a unos más responsables que otros porque “no hay una posición correcta: si comes carne matas animales, y si comes plantas también. Mucha gente que se preocupa por temas ambientales busca los buenos y los malos, y no es así, todo es más complejo”.
Beronatti explica que a pesar de haber sido vegano durante varios años, decidió volver a ser omnívoro desde que entendió que el motivo inicial por el que había dejado de consumir alimentos de origen animal tenía falencias, y pensar que de esta manera no se estaban matando animales, era una percepción ignorante.
Lo que plantea entonces es la constatación de la realidad ambiental en el terreno y, fundamentalmente, la comparación de los campos donde se producen los alimentos. Por eso propone un ejercicio: “Visiten un campo ganadero y otro agrícola en una misma región y anoten la diversidad de formas de vida que ven en cada uno de ellos. Este ejercicio se puede hacer registrando solo la presencia de aves, anfibios, reptiles, peces, mamíferos, mariposas, hongos o plantas, o de todos estos grupos”.
Baronatti desató la polémica (porque ese es el mundo que nos tocó, donde afirmar un hecho causa polémica) con su ensayo La confusión del veganismo, donde también compara la agricultura con la ganadería y cuestiona la idea de que la agricultura es amigable con la vida animal —los lectores habituales disculparán algunos términos hippie-progres, que no le quitan peso al argumento como tal—:
Por otro lado, con respecto a la ganadería, cuando se practica de un modo extensivo (o sea, a campo) se pueden ver garzas, ranas, culebras, peces, zorrinos, zorros, gatos monteses, hurones, perdices, hongos y muchas otras formas de vida entre los vacunos, los lanares o los caballares. Y si fuera realizada sobre pastizales nativos, es posible la convivencia hasta con especies amenazadas como los venados de las pampas y el yetapá de collar.
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Lo cierto es que existen técnicas para aplicar una “muerte humanitaria”, que es inmediata, evitando maltrato, crueldad y agonía. Si se aplicara en los mataderos o “criaderos” se evitaría el maltrato y agonía que caracteriza a muchos de ellos. Ojalá tuvieran esta oportunidad los miles de animales silvestres que mueren cotidianamente envenenados por el uso de agroquímicos, mal heridos o baleados por los cazadores asociados con la defensa de los cultivos o los que quedan hambrientos y sin refugio porque su ambiente fue arado.
Para evitar que se maten animales la única solución es dejar de comer.
Verdades como puños, que a los fundamentalistas del veganismo les caerán como una patada en el hígado.
Como ya he dicho, elegir una dieta veg es tan respetable como elegir la omnívora y cualquier persona debidamente alimentada e informada puede decidir cuál prefiere, sin que ello lo haga más o menos moral — lo que jode es el postureo de adalides de los animales, decir que no se come carne “por razones éticas” y otras maneras de pretender alguna superioridad moral que no tiene ninguna dieta.
(vía Martín)