Pewdiepie es el nombre artístico de Felix Kjellberg, el youtuber más famoso del mundo, con un canal que supera los 38 millones de suscriptores —y que le genera unos ingresos nada despreciables—.
En The Humanist, Matt Cerami nos muestra el lado humanista de Pewdiepie:
Kjellberg —como muchos de sus compatriotas suecos— es ateo y ha declarado abiertamente esto a sus fans. En un video publicado el 27 de junio de 2014, declaró: “Soy ateo agnóstico. Básicamente significa que no creo en un dios, pero tampoco puedo refutar ninguno”. Es una declaración significativa teniendo en cuenta su potencial de influencia — habiendo nacido en Suecia, saliendo con una italiana (también una famosa personalidad de YouTube), y viviendo en Londres, Pewdiepie controla una base de fans internacional masiva que está pendiente de cada una de sus palabras.
Pero si humanismo significa “ser bueno sin Dios”, entonces Kjellberg se ajusta a esa ley también. Hasta la fecha, ha recaudado y donado más de un millón de dólares a la caridad. En 2014, la celebridad lanzó una campaña de Indiegogo que recaudó más de 630.000 dólares americanos para Save the Children — en su cuarta campaña en favor de ellos. Hasta ese momento, trabajaba con Charity: Water, una organización dedicada a llevar agua limpia a los países del tercer mundo, comprometiéndose a donar un dólar por cada 500 vistas que recibiera el vídeo de la campaña. Con la ayuda de sus fans, levantó 446.462 dólares americanos. También donó personalmente a la World Wildlife Foundation y al Hospital de Investigación Infantil St. Jude.
En medio de los comentarios autoconscientes estrafalarios y cómicos, llenos de blasfemias, que constituyen el grueso de sus videos, a menudo uno encuentra a Pewdiepie exponiendo sentimientos humanistas sobre tolerancia, la aceptación de uno mismo, y perseverancia. En un video, él le dice a su joven audiencia que ser gay es “algo sobre lo que nadie debería sentirse inseguro. ¡No es nada problemático!”. Él concluye: “Deberías gustarte a ti mismo. Yo no siempre me gusté a mí mismo. Acéptate por lo que eres — ser diferente no es algo malo. Es una gran cosa. Y creo que eres genial”. La sección de comentarios allí está llena de jóvenes adolescentes que están luchando y que están tanto envalentonados como agradecidos por el mensaje.
Kjellberg entiende que su joven e impresionable audiencia lo idolatra y es influida por él. Donde otros podrían explotar ese tipo de adoración ciega, él sólo busca inspirar y consolar. En su no creencia y generosidad, y con millones de fans preadolescentes y adolescentes, Pewdiepie puede ser capaz de hacer mucho en la ruptura de la relación percibida entre religión y la moral en las mentes de la próxima generación.
A muchos ateos se les da bien ayudar a los demás — es que para ser solidario no se necesitan amigos imaginarios ni insultar nuestra inteligencia.
Pewdiepie es un ejemplo vivo de ello.
(vía Friendly Atheist | imagen: Pewdiepie)
