En 2013, la gobernación de Santander inició el Cerro del Santísimo, una inmensa estatua de Jesús que le costó la mitad de las regalías al Departamento —43.000 millones de pesos—.
En un curioso choque de trenes, el Tribunal Administrativo de Santander encontró que la estatua viola el laicismo, mientras que la Corte Constitucional encontró que no había violación al laicismo. Ahora, por fin entendemos qué sucedió: en la Corte, los magistrados a los que les tocó el caso resultaron ser los peones de la extrema derecha cristiana.
La impresentable sentencia (T-139-14) fue firmada por los magistrados Jorge Pretelt y Alberto Rojas (el tercer magistrado, Luis Vargas, aparece como “ausente en comisión”).
Pretelt y Rojas no son desconocidos en esta página. Por ejemplo, con el caso de la ley de honores para Laura Montoya, Pretelt pretendió justificar el desperdicio de dineros públicos en la promoción religiosa diciendo que como esa expresión religiosa hacía parte del patrimonio cultural del país, al Estado le correspondía protegerla. Y así, tan pancho.
Y si Pretelt falla en dogma y no en derecho, Rojas hace parecer decente a cualquier miembro del Opus Dei. Lo único que hizo en la Corte fue oponerse sistemáticamente a los derechos de las mujeres, buscando retirar el misoprostol del Plan Obligatorio de Salud y que la Corte se retracte sobre el derecho fundamental a abortar — no es de extrañar que Rojas sea un títere de la Santa Inquisición.
Pues este par de joyitas fueron quienes decidieron que despilfarrar 43.000 millones de pesos de los contribuyentes en un Jesucristo gigante no violaba la separación del Estado y las iglesias (!). (De hecho, ya sabíamos que Pretelt había sido el ponente, pero no sabíamos que su compañero de andanzas había sido Rojas y que, además, aprovecharon que Vargas no estaba.)
Magistrados del Tribunal haciendo facepalm en 3, 2, 1…
(vía Miguel A. Garcés)
