El senador Fernando Araújo Rumié —del mal llamado ‘Centro’ ‘Democrático’— aprovechó la muerte de la niña Sofía Tovar para promover las mentiras sobre la vacuna del VPH y, de paso, atacar al Gobierno:
El senador Fernando Nicolás Araújo lamenta el fallecimiento de la menor Sofía Tovar Rocha, víctima de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), oriunda del corregimiento de Caracolí en El Carmen de Bolívar.
La menor había sido trasladada en pasados días a la clínica Napoleón Franco en Cartagena por una intoxicación con veneno. Sofía habría intentado suicidarse a causa de la depresión generada por los daños en el sistema inmunológico causados por la vacuna.
Araújo quien estuvo visitando a la menor en el Centro de Salud donde se encontraba hospitalizada, conversó con los padres quienes afirmaron que Sofía luego de la vacuna no volvió a ser la misma, sufría de convulsiones, debilidad en las piernas y depresión.
Y todos los asesinos en serie han matado después de beber agua: ¿prohibimos el agua, entonces? Que unos afligidos padres, de una remota localidad, no sepan distinguir entre correlaciones espurias y una relación de causalidad es comprensible (otra pobre pareja a la que el sistema educativo le falló miserablemente).
Pero ya se descartó la relación entre la vacuna del VPH y lo de las niñas de Carmen de Bolívar (‘relación’ que, en primer lugar, era completamente infundada). Que un Senador de la República busque réditos políticos explotando la muerte de la menor —y de paso poniendo en riesgo a muchas otras— ya da es asco. (Para ser honesto, nada debería sorprendernos viniendo del partido “matemos niños campesinos porque no estaban recogiendo café”.)
Mientras en España acaba de morir un niño por difteria después de 28 años de que no hubiera ningún caso, y que California estableció la vacunación obligatoria —tras un brote de sarampión que se debió, precisamente, a la reducción en las tasas de vacunación—, en Colombia el senador Araújo Rumié utiliza los espacios que tiene para seguir promoviendo el terrorismo antivacunas.
Y es que no podemos esperar congresistas medianamente alfabetizados o, siquiera responsables, cuando medio país está volcado en votar al fascismo, y todos los candidatos y partidos promueven agendas contrailustradas — y seguirán muriendo niños.
Por cierto, si alguien quiere una explicación plausible —y respaldada por la evidencia— para lo que pasó a las niñas de Carmen de Bolívar, se trató de una EPM.
(vía William Pérez Abdala | imagen: Senado de la República)