Desde Max Weber se ha sugerido que la religión influye en la ética de trabajo (ahora sabemos que Weber iba bien encaminado aunque llegó a conclusiones equivocadas).
Un nuevo estudio de Hamid Yeganeh arroja luz sobre la relación entre religiosidad y ética del trabajo, particularmente si la creencia religiosa afecta de manera distinta los valores de trabajo extrínseco e intrínseco. Tom Rees explica en Epiphenom este estudio:
Los valores de trabajo extrínsecos, según Yageneh, incluyen darle alto valor a las “recompensas externas y materiales tales como salarios, vacaciones, ascensos y condiciones de trabajo”. Los valores de trabajo intrínsecos, por el contrario, incluyen todos esos beneficios internos como la autorrealización, el logro, la responsabilidad social y la competencia.
Ahora, Yageneh estaba interesado en los valores culturales. Entonces miró los datos de la Encuesta Mundial de Valores de 72 países, agregando los resultados de la encuesta para cada país.
Lo que estamos viendo, entonces, es si los países con mucha gente religiosa también tienen personas con diferentes valores de trabajo, en promedio. No estamos mirando si las personas religiosas en sí mismas tienen diferentes valores de trabajo. Es una diferencia sutil, pero que vale la pena comprender.
Lo que él encontró fue que la gente en los países religiosos está motivada más fuertemente por los valores de trabajo extrínsecos. Como era de esperarse, lo mismo sucedió con la gente en los países más pobres (ya que si eres pobre entonces el salario y la seguridad son, por supuesto, vitales), y los países excomunistas. Yageneh sugiere que China es un caso atípico debido a su rápido desarrollo en los últimos tiempos.
Incluso teniendo eso en cuenta, sin embargo, la religión todavía se notaba. En los países religiosos, la gente realmente valora las recompensas materiales del trabajo.
La relación con los valores de trabajo intrínsecos fue un poco más complicada. Como se muestra en la figura esta alcanzó su punto máximo en los niveles altos y bajos de religiosidad nacional, con un punto bajo en el medio – básicamente donde se ubican los países excomunistas.
¿Qué podría explicar todo esto? Bueno esto es lo que Yageneh tiene que decir:
… la religiosidad se asocia con valores culturales tradicionales o conservadores, como la deferencia a la autoridad, el colectivismo, y la seguridad de la familia. Como tal, la religiosidad tiende a fomentar los valores de trabajo extrínsecos que expresan los valores de conservación en lugar de la curiosidad y la autonomía.
Del mismo modo, el régimen comunista restringe la autonomía humana y disminuye los trabajadores a ruedas dentadas pasivas privadas de motivación individual, un sentido de logro, responsabilidad personal y ambición. En estas circunstancias, los aspectos de autorrealización del trabajo son descuidadas o reprimidas y los valores de trabajo extrínsecos tales como el salario, las vacaciones, y las condiciones de trabajo, reciben más atención.
En pocas palabras, tanto la religión como el comunismo pueden promover una ética que enfatiza el valor monetario de lo que se produce, en lugar de hacer un trabajo que te satisfaga como individuo.
¿Y la ética protestante del trabajo? Bueno Yageneh no encontró ninguna evidencia de ella. Todas las religiones eran lo mismo.
(imagen: Pixabay)