Según Las2Orillas, el difunto monseñor Miguel Ángel Builes sería el próximo colombiano en la fila de canonización express y parece que se lo ganó a pulso, pues Builes era toda una ‘joyita’:
Para Monseñor Builes, obispo de Santa Rosa de Osos, resultaba aberrante que las mujeres llevaran pantalones, montaran a caballo y usaran minifalda. Eran demoníacos los carnavales, los reinados, los boleros de Daniel Santos y el mambo de Pérez Prado. El cine no era más que “uno de los medios más eficaces de dañar las almas si no se le pone cortapisa” y la radio sólo era uno de los tantos vasos comunicantes de Satán. Los bailes fomentaban la fornicación y el bambuco “era un invento pagano”. Era pecado estar a la moda, leer el Tiempo, y sobre todo ser liberal.
Sus convicciones las volvía manual de comportamiento público desde el púlpito. Su fanatismo religioso con frases como “un campesino colombiano debe ser un soldado de Dios encargado de combatir el ateísmo liberal” o “Los obispos que no defenestran desde el púlpito la apostasía roja no son más que unos perros echados” con la que polarizó aún más la violencia bipartidista que azotó el país entre los años 1946 y 1964 y que dejó más de 200 mil muertos, parece terminará premiado cincuenta años después en el Vaticano con su eventual canonización.
La verdad, a mí no me molestaría esta canonización. No es que sienta por Builes algo diferente a la lástima pero, como expliqué con la canonización de Juan Pablo II, lo que la iglesia haga de manera privada y sin dañar a terceros, no es de mi incumbencia:
No encuentro esta canonización objetable: La Iglesia Católica es una entidad privada — pueden adorar a quien quieran, incluso a un protector de pederastas, como Juan Pablo II. Yo no esperaría nada diferente de una institución tan moralmente en bancarrota, y no voy a fingir que tienen o deberían tener algún tipo de superioridad moral, cuando no es así.
Ellos son como la mafia, sólo que peor, ¿por qué iba yo a pretender esperar que se comporten como gente civilizada? Estoy harto de los religionistas que me digan cuáles deben ser mis gustos y mi moral, no voy a entrar en ese juego. Siempre y cuando dejen de envenenar las políticas públicas, pueden hacer con su iglesucha lo que quieran.
Si les va premiar póstumamente el machismo, la intolerancia y la ateofobia, para eso son una entidad privada — el problema será cuando pretendan hacer una ley de honores para Builes (¡y la van a hacer!), así como hicieron con la ‘madre’ Laura.
Genial que ellos sean reconocidos por sus correligionarios, pero dejen al resto del país fuera de eso.
(vía: Luis Fernando | imagen: Wikipedia)