Esta es la décima entrevista de la serie de perfiles ateos.
Ricardo Abdahllah nació en Ibagué en 1978, estudió en Bogotá en el Colegio Bachillerato Patria y en Bucaramanga en la Universidad Industrial de Santander donde se vinculó al periódico estudiantil Protexto y al Taller Umpalá del profesor Hernando Motato. Después de graduarse como ingeniero, empezó a trabajar como profesor de Literatura en el Instituto Caldas y la UIS. Hace nueve años es corresponsal de El Espectador en París y como parte de su trabajo en el periódico ha cubierto temas de laicismo y extremismo religioso.
Además de su trabajo con El Espectador, escribe regularmente para revistas como El Malpensante, Arcadia, Soho y DonJuan, y ha publicado en Gatopardo y Rolling Stone. En el 2009 ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Tiene tres libros de cuentos publicados; con el último de ellos ganó el Premio Nacional de Cuento de la Universidad de Antioquia.
Pueden seguirlo en su blog, Umpalá.
David Osorio: ¿Hace cuánto y cómo volviste a ser ateo?
Ricardo Abdahllah: Uno nace ateo y comienza a seguir una religión condicionado por el entorno social, pero nunca fui muy creyente y sobre todo nunca creí en los rituales, así que salté directamente a la etapa ‘Creo en algo superior’. A lo mejor siempre fui ateo, pero me demoré en salir del closet hasta la universidad.
David Osorio: ¿Cuál es tu mito favorito sobre el ateísmo?
Ricardo Abdahllah: Que lo pongan como “creencia” aunque sea todo lo contrario.
David Osorio: ¿Qué es lo que más disfrutas de no creer en ningún dios?
Ricardo Abdahllah: No es sólo una cuestión de disfrute, saber que no hay algo “más allá” puede ser angustiante. Hay veces en las que uno preferiría tener algo de qué apegarse, aunque por supuesto que “sería hasta bueno” no significa que exista. Es como si uno no tiene plata al final de mes, la necesidad no basta para que la cuenta se llene. Así que es mejor hacerse a la idea y dejar de engañarse.
David Osorio: ¿Qué sitios ateos/escépticos/de divulgación recomiendas? ¿Alguna razón particular?
Ricardo Abdahllah: No sigo mucho los sitios específicamente ateos, pero me interesan los sitios escépticos tipo Hoaxbusters, Skeptic Dictionary o Infidels y Skepticpedia, obvio.
David Osorio: Define “religión” en una frase.
Ricardo Abdahllah: ¿La de ‘opio del pueblo’ ya se la pidieron?
David Osorio: ¿Qué es la fe y qué piensas de ella?
Ricardo Abdahllah: No sé, es como un estado extremo del optimismo. Es cuando el optimismo se vuelve pendejada porque lo delegas a un poder sobrenatural.
David Osorio: ¿Qué es lo peor de la religión?
Ricardo Abdahllah: Que se entrometa en la política y que insista en sostenerse sin ninguna evidencia. Eso lo digo por la religión/institución.
David Osorio: ¿Qué hacer con el problema religioso de Colombia?
Ricardo Abdahllah: No sé que se puede hacer, pero una buena idea sería desligar del todo la educación de la iglesia. En las casas ya se enseña poco el Padrenuestro. En una generación se habría avanzado un montón. Yo trabajé dos años en el Instituto Caldas, tal vez el único colegio verdaderamente laico de Bucaramanga. Era profe[sor] de literatura y tenía toda la libertad para enseñar Baudelaire y Henry Miller a alumnos de noveno grado. Muchos de ellos están ahora metidos en carreras que tienen que ver con arte o al menos les quedó esa inquietud de formarse libremente. Parafraseando a Ginsberg, de ese colegio han salido “las mejores mentes de mi generación” en Bucaramanga. Y el hecho de que sea laico tiene mucho que ver.
David Osorio: En tus palabras, ¿qué es el laicismo y por qué es importante?
Ricardo Abdahllah: La garantía de que ante la imposibilidad de que UNA religión sea la correcta, el Estado admita que todas son iguales y por eso mismo, equivocadas y así se desprenda de toda influencia religiosa, dejando las creencias (y su práctica) como una opción para grupos privados y no militantes.
David Osorio: Tu papá era militar. ¿Sabes si es cierto que algunas canciones de tropa son abiertamente cristianas?
Ricardo Abdahllah: Yo estudié en colegio militar, uno solía invocar a Dios, pero lo peor eran las canciones sexistas y guerreristas de tipo “Quiero bañarme en una piscina de sangre guerrillera”
David Osorio: ¿Podrías confirmar si a los soldados los obligan a ir a misa “y al que sea ateo que limpie el piso con su cepillo de dientes”?
Ricardo Abdahllah: En esa época sí, pero ahora no creo. Entre la Constitución del 91, que aún no hemos terminado de poner en práctica , y el auge de las iglesias evangélicas, hay muchos militares abiertamente no católicos.
David Osorio: Tu mamá fue creyente pero desde hace unos años se declara atea. ¿Puedes describir su proceso de vuelta a la cordura?
Ricardo Abdahllah: Mi mamá pasó por varias creencias. Yo creo que se aburrió de ver que en todas había manipulación y la mayoría exigían levantarse temprano los domingos.
David Osorio: ¿Qué fue lo primero que sentiste cuando tu mamá admitió haberse desecho de la superstición y ser atea?
Ricardo Abdahllah: Que lo era hace rato pero le daba pena decirlo. Si yo de pequeño encontraba en la casa libros de Vargas Vila era por algo. También es una gran admiradora y lectora de Saramago, ese ateo genial.
David Osorio: Papá militar y mamá de izquierda. Las conversaciones en la mesa del comedor de tu casa seguro eran interesantes…
Ricardo Abdahllah: Sí, pero eran más políticas que religiosas. Éramos una familia colombiana normalita, nos declarábamos católicos, pero practicábamos poco. Mi abuela paterna sí es más practicante, con ella aprendimos el catecismo.
David Osorio: Las lecturas de LaVey y Crowley fueron la estocada final a tu propia creencia religiosa. ¿Qué rescatarías de ellos?
Ricardo Abdahllah: El sentido del humor, desmontar una religión, la cristiana, a partir de una parodia. La exaltación de la libertad humana, incluso del libertinaje, desde que no haga daño a los demás, lo que me parece que es tan sencillo que podría remplazar toda el contenido “moral” de la Biblia.
David Osorio: ¿En qué estás en desacuerdo con LaVey y Crowley? ¿Por qué?
Ricardo Abdahllah: Le dan demasiado peso a los rituales, o mejor dicho se los toman en serio o no dejan claro que no se los toman en serio. Para mí, los rituales son válidos como hecho estético, puedo decir “creo en el poder del dios vino” pero al final sé que es una reacción química en mi cerebro.
David Osorio: ¿En Francia, los colegios públicos hacen oraciones, pagan conciertos Gospel con dineros públicos, el escudo de las FFAA menciona a algún amigo imaginario, la posesión presidencial incluye ceremonias religiosas o asistencia del clero? ¿Cómo se vive el laicismo?
Ricardo Abdahllah: No, Dios está ausente de la escuela y yo creo que sí un presidente lo invocara tendría que renunciar de inmediato por irrespetar a quienes no creen en él. Puede que sin embargo sí haya algunas subvenciones para manifestaciones artísticas inspiradas en lo religioso desde que no se usen para hacer proseletismo.
David Osorio: Siempre he sido un admirador de Charlie Hebdo y cuando Charb y sus muchachos nos fueron arrebatados por el terrorismo musulmán duré con el corazón roto un buen tiempo. Dices que hablaste con unos de ellos y eras amigo con otros. Lamentablemente hemos tenido que dedicar energías y tiempo a defenderlos de occidentales privilegiados que se dan el lujo de justificar el terrorismo islámico (o, en otro caso, decir que como eran franceses entonces era bastante cómodo ser ateo, de izquierda y antirracista (!)). ¿Podrías hacer un elogio póstumo de aquellos a los que conociste? ¿De quién eras amigo, qué particularidades tenía, qué nunca olvidarás de él?
Ricardo Abdahllah: Aclaración importante: no fui amigo de ellos. Tuve la ocasión de hablar con Charb y Cabu un par de veces por razones de trabajo o en eventos públicos. Eran muy simpáticos, muy tranquilos como personas, para nada violentos y sobre todo muy tolerantes hacia las personas y las ideas. Eran chistosos, con una visión muy humanista y abierta de la izquierda y en eso sí muy radicales. Con los miembros de Charlie con los que más he hablado es con Jean-Yves Camus, que es un muy buen analista de los movimientos de extrema derecha y de las teorías de conspiración, y con Gerard Biard. Yo pensé en ellos apenas supe del ataque, me fui en cicla hasta la sede del periódico y llegué en quince minutos. Ninguno de los dos estaba ese día en la sede del periódico.
David Osorio: Cada vez que hay un ataque terrorista musulmán, los apologistas del terrorismo recurren a la “islamofobia” para justificar los atentados contra la democracia. ¿Sabes de musulmanes que fueran asesinados, atacados o discriminados en los días inmediatamente posteriores a la masacre en París por ser musulmanes o como una especie de ajuste de cuentas por el atentado?
Ricardo Abdahllah: No hubo ataques físicos, aunque sí vandalismo contra algunas mezquitas, pero el problema de la discriminación no es ese, sino el hecho de que alguien por tener un apellido “que suene musulmán” (como si los apellidos tuvieran religión) es discriminado. Yo sé por qué lo digo. La palabra “islamofobia” es tal vez imprecisa y habría que remplazarla por otra más ligada al origen y menos a la religión (de hecho, muchos ‘kabyles‘ que hablan árabe pero son cristianos sufren de los prejuicios hacia el islam!) , pero no se la puede desechar porque las personas originarias de países de tradición musulmana son víctimas de los prejuicios de la Francia colonial, eso tampoco puede ocultarse.
David Osorio: Tras el ataque terrorista, el comediante Mbala Mbala fue arrestado por hacer un chiste de mal gusto sobre las muertes de los caricaturistas y por elogiar a Amedy Coulibaly, cómplice de los hermanos Kouachi. Desde afuera, a mí no me cabe en la cabeza que persigan a Mbala Mbala por su falta de tacto, carencia de gusto ni por su opinión racista. Defiendo el derecho a blasfemar, tanto como a decir idioteces de mal gusto, pues la idea de la libertad de expresión es, precisamente, concederla incluso a quienes dicen cosas que no nos gustan. ¿Qué lectura haces tú de este caso?
Ricardo Abdahllah: Son dos cosas diferentes. Dieudonné [Mbala Mbala] es un personaje que me desagrada profundamente porque a pesar de tener la cultura y la capacidad de hacer un humor inteligente (como en sus primeros tiempos), se ha entregado al chiste fácil basado en los estereotipos sobre los judíos. Haberlo detenido en ese momento preciso fue una torpeza porque los ánimos estaban alborotados y porque su detención era muy difícil de justificar judicialmente pero lo suyo va más allá del “chiste de mal gusto” .
David Osorio: ¿Qué opinión te merecen las leyes francesas que penalizan la negación del Holocausto? ¿Es una contradicción en el ordenamiento jurídico del país de la Ilustración?
Ricardo Abdahllah: Nuevamente puede haber un error de interpretación. La ley habla de “negación” pero en la práctica las condenas se dan cuando hay una “apología”, es decir, que a nadie lo condenan en sí, por negar el Holocausto sino porque esa negación se usa como apoyo la apología al odio racial. Yo tardé en entenderlo, pero sí hay una diferencia entre el racismo y el antisemitismo: mientras el primero considera “inferiores” a ciertas “razas” y las menosprecia, el segundo las considera “peligrosas” y directa o indirectamente invita a su neutralización o eliminación. Un racista considera que los negros son perezosos o sucios y que hay que tenerlos lejos de los “blancos”; un antisemita piensa que los judíos quieren dominar el mundo y que hay que eliminarlos. Las dos opiniones son peligrosas pero tienen naturaleza diferente y la ley francesa condena las dos.
Para volver a la pregunta, no, no es una contradicción porque las leyes que penalizan el negacionismo se basan precisamente en criterios humanistas y no religiosos. De hecho, el congreso francés votó una ley que penaliza la negación de cualquier genocidio, dicha ley está aún pendiente de revisón luego de las observaciones del Consejo Constitucional y cuando vuelva a votarse me parece que quedará más claro que lo que se condena no es la posibilidad de cuestionar un genocidio, sino hacer de ese cuestionamiento una herramienta de propaganda.
David Osorio: ¿Tienes amigos creyentes?
Ricardo Abdahllah: Sí. Tengo amigos creyentes que son tan tolerantes que así, ateo militante como soy, me quieren, lo que demuestra que si bien toda religión es intolerante, no toda persona religiosa lo es. Tengo en particular una amiga católica y dos amigas evangélicas que son excelentes personas y que a pesar de creer, no actúan movidas por la religión sino por una solidaridad humanista que no es monopolio de los ateos. Tengo un par de amigos musulmanes que practican el Ramadán un poco por tradición, por la misma razón que yo aún puedo divertirme en una novena de Navidad. Dos de mis mejores amigos se han interesado por el budismo en los últimos años, nunca han buscado atraerme hacia sus creencias. Hay un respeto mutuo. También conozco a gente muy interesada por las religiones indígenas y que incluso llegan a buscar ese tipo de prácticas. Yo no puedo compartir sus creencias, más allá de la belleza estética de un ritual o una idea. Yo no sólo no creo en Dios, tampoco creo en la reencaranción, ni en las energías positivas, ni en la madre Tierra ni en los chakras, pero todas estas personas que amo son generosas, tolerantes, solidarias y para nada machistas, racistas u homofóbicas.
David Osorio: ¿Quieres decir que hay algo bueno en las religiones?
Ricardo Abdahllah: No, porque todas están construidas sobre un sistema de mentiras, pero sería absurdo negar las calidades humanas de las personas creyentes. Cualidades que, como te decía, no nacen de la religión que practican.
David Osorio: ¿Qué opinión te merece Íngrid Betancourt?
Ricardo Abdahllah: Es mi amor platónico.
David Osorio: En un lamentable episodio de neocolonialismo, Álvaro Uribe liberó al terrorista Rodrigo Granda por petición de Sarkozy. En un retorcido giro de acontecimientos, Hollande también se entrometió en la soberanía nacional, esta vez para apoyar el proceso de ‘paz’ que adelanta el gobierno de Santos con el grupo terrorista Farc. ¿Qué lectura se hace allá de este tipo de intervenciones?
Ricardo Abdahllah: Yo no diría que hubo neocolonialismo. Los franceses no suelen abandonar a sus ciudadanos y tanto Sarko como Hollande han volteado cuando hay franceses detenidos o secuestrados en el extranjero como ocuriró con Florence Cassez, con los ingenieros secuestrados por Al-Qaeda o como está ocurriendo en este momento con un francés condenado a muerte en Indonesia. Ellos han pedido, cada país es libre de decidir si acepta lo que le piden. Tampoco hay nada de particular en que Hollande apoye el proceso de paz. En cambio sí me parecía colonialismo cuando Bush apoyaba el proceso de guerra, porque ese apoyo fue con plata y armas.
David Osorio: El actual proceso de ‘paz’ que adelanta el Gobierno con las Farc fue infectado por el privilegio religioso que se le ha dado a la Iglesia Católica (de hecho, parece que por instrucción de Santos, la bancada de Gobierno dejó hundir el proyecto de matrimonio igualitario para ganar el apoyo de la Iglesia en el proceso, y luego fue a esa misma Iglesia a quien se le confió el secreto de Estado de las víctimas que viajarían a La Habana, favoritismo que no ha recibido ninguna otra religión). ¿Crees en una ‘paz’ que discrimina a la población LGBTI y que se alcanzó pisoteando los derechos de la población atea?
Ricardo Abdahllah: Yo preferiría que la Iglesia no se metiera en la cosa, pero no creo que el proyecto de matrimonio igualitario se haya hundido por eso sino porque Colombia es un país aún muy godo. Tampoco creo que la interferencia de la iglesia haga que la paz sea negativa para los LGBTI, un grupo muy vulnerado por una guerra que hay que acabar, ni para los ateos, cuya “vulnerabilidad” es mucho menor. Yo pienso que no hay mala paz, hay paz imperfecta, pero la guerra es peor.
David Osorio: Al volver por la senda de la razón, uno asimila que lo que hacen los creyentes tiene tanto sentido como si hablaran con su secador de pelo o le rindieran culto a Pinocho; sin embargo, al vivir en una sociedad supersticiosa hasta la médula, ¿crees que uno desarrolla una especie de tolerancia frente a la irracionalidad religionista, que no le concede a otras formas de irracionalidad igual de ridículas pero menos peligrosas? ¿Qué hacer en ese caso?
Ricardo Abdahllah: Yo lucho por tener mi espacio social como ateo, no creo que ninguna tolerancia sea negativa y ahora me da pereza botarle corriente a convertir a la gente. Si milito y blasfemo es por mi derecho a ser ateo y vivir en una sociedad laica, para defender un espacio de existencia y expresión sin tener que atenerme a códigos y normas en las que no creo. De allí para allá, que hagan lo que quieran.
David Osorio: Estudiaste ingeniería electrónica. Así como el psicoanálisis es a la psicología y el creacionismo a la evolución, ¿cuáles son las pseudociencias que más se meten con tu carrera? ¿Has tenido algún encontrón con personas que estafan con esa pseudociencia particular, o con los que se la creen?
Ricardo Abdahllah: Como nunca he ejercido no podría decirte. Creo que las personas tienen más a buscar a Dios o a una fuerza divina en la medicina que en la ingeniería. Dicho eso, no entiendo cómo puede haber científicos-creyentes, pero los hay.
David Osorio: ¿Cuál consideras que ha sido el Gobierno menos irrespetuoso con el laicismo? ¿Cuál el más?
Ricardo Abdahllah: Obvio que el de Uribe fue un desastre porque Uribe es un verdadero creyente, mientras que otros presidentes se muestran más creyentes de lo que son para ganar votos. No creo que Gaviria o Samper fueran muy creyentes y me parece que en sus gobiernos la religión cedió terreno. No es que ellos lo impusieran, la cosa venía más bien de la Constitución del 91, pero tampoco bloquearon el avance ni mucho menos que quisieran echar el país para atrás como si lo hizo Uribe y como Zuluaga anunciaba hacerlo. Pienso que Colombia se modernizó mucho gracias a la Constitución del 91 y eso es en parte a la presencia del M19 en la Asamblea Constituyente. Que a partir de ahí se consolidó una izquierda laica, encarnada por gente como Carlos Gaviria, pero no toda la derecha es religiosa o mejor dicho rezandera. No creo que Vargas Lleras lo sea, por ejemplo y la verdad yo creo que Santos es más estratega que creyente de corazón. Lo que es bueno o al menos no tan malo.
David Osorio: ¿Tienes alguna anécdota relacionada directamente con tu escepticismo que nos puedas compartir?
Ricardo Abdahllah: Sí, pero no me la van a creer.
David Osorio: ¿Cuál es el logro del que estás más orgulloso? ¿Por qué?
Ricardo Abdahllah: Soy una persona bastante feliz a pesar de mis videos. No sé si eso es un logro, porque tampoco he tenido que esforzarme para serlo. Vivo de lo que me gusta, así tenga que pelear para que me paguen a tiempo.
David Osorio: Persona a quien admires mucho, ¿por qué?
Ricardo Abdahllah: Como atea, admiro mucho a Inna Shevchenko, la líder de Femen. Ni siquiera tiene treinta años y ha puesto a hablar a todo el mundo de feminismo, renovando ese combate que para mí está muy ligado al ateísmo porque (la idea es de ella) la religión es una estructura al servicio de la opresión de la mujer y una mujer atea es dos veces víctima. Por su activismo tuvo que exiliarse de Ucrania, fue torturada en Bielorrusia y casi pierde la vida en el atentado de Copenhague. Y ahí sigue. Admiro su coraje.
David Osorio: Háblanos de tu libro favorito.
Ricardo Abdahllah: Cambia todo el tiempo, pero suelo volver a las novelas de Leonard Cohen, a Dalva de Jim Harrison, a Sam Sheppard a El Maestro y Margarita de Bulgákov, a 1984 a Mircea Cartarescu, a las crónicas de Leila Guerriero y Salcedo Ramos.
David Osorio: ¿Qué estás leyendo en este momento?
Ricardo Abdahllah: Gracias a un amigo, Juan Sebastián Rojas, estoy descubriendo la literatura africana. En este momento estoy muy metido con Florent Couao-Zotti.
David Osorio: ¿Qué es lo que más disfrutas de la vida?
Ricardo Abdahllah: Las pequeñas cosas. ¡Jeje!
David Osorio: ¿Cuál es tu comida favorita?
Ricardo Abdahllah: Soy vegetariano aunque a veces como pescado. Antes de ir a cine babeo por un panini de la paninería más barata de París.
David Osorio: ¿Qué te gustaría hacer/conseguir antes de morir?
Ricardo Abdahllah: Siempre he tratado de que si la muerte me coge me agarre con el morral lleno de las cosas hechas. Nunca he pensado que al morirme dijera “Me faltó esto”.
David Osorio: Frase que le quieras dejar a los lectores.
Ricardo Abdahllah:
Y de mí que no quede sino la alegría de quien pidió entrar y le fue concedido
–Alejandra Pizarnik
David Osorio: ¡Muchas gracias por tu tiempo!
En Twitter, encuentran a Ricardo como @r_abdahllah.