Cerramos la semana con algo de justicia:
La Secretaría de Educación de Cundinamarca sancionó al colegio Gimnasio Castillo Campestre por la muerte de Sergio Urrego, de 16 años, quien habría sido discriminado y perseguido por su orientación sexual hasta que decidió quitarse la vida, el pasado 4 de agosto de 2014.
De acuerdo con la resolución 003526 del 20 de marzo de 2015, la Secretaría de Cundinamarca rechazó los alegatos del colegio y lo sancionó administrativamente con la suspensión de la licencia de funcionamiento seis meses y una multa de 32 millones de pesos.
El tiempo que duraría la interventoría por parte de la Secretaría. Dentro de los próximos seis meses el colegio deberá darle cumplimiento al Plan Correctivo previamente diseñado por la Secretaria de Educación de Cundinamarca con el cual se buscará corregir las falencias encontradas.
“En caso de incumplimiento de este plazo el establecimiento educativo será calificado como reincidente y se procederá de inmediato a la cancelación de la Licencia de Funcionamiento, que se encuentra suspendida”, afirma la resolución.
Por lo pronto, se le dará al colegio una licencia de funcionamiento provisional por seis meses, con el fin de garantizar la continuidad del servicio educativo.
32 millones es mejor que nada, una sanción simbólica, aunque para un negocio como el Gimnasio Castillo Campestre no es ni calderilla y, ciertamente, tampoco alcanza a darle un escarmiento a los intolerantes que dirigen otros colegios, mejor financiados, y con la misma tendencia a la discriminación — como dije, es mejor que nada, pero es una respuesta poco proporcional al maltrato al que fue sometido Sergio por el simple hecho de ser ateo y que le gustaban los hombres.
Esperemos que en el proceso penal, la Fiscalía sea más valiente, al fin y al cabo estamos hablando de que le hicieron la existencia imposible a una persona (para completar, menor de edad y excelente estudiante) hasta que se quitó la vida.
(via Diego León | imagen: Unión Libertaria Estudiantil)
