Esta semana se hizo eco de un estudio y su respectiva nota de prensa, según los cuales, la lactancia materna prolongada mejoraría el rendimiento escolar, la inteligencia y los ingresos.
Dean Burnett tiene algunos comentarios para tomarse el reporte con una pizca de escepticismo:
También está el hecho de que el tiempo entre la lactancia materna y la evaluación de coeficiente intelectual y riqueza fue de treinta años. Tres décadas enteras. Eso es un montón de tiempo para que ocurran cosas que afectan la posición de un individuo en la sociedad. Obviamente, ese es el punto del estudio; ver si los efectos de la lactancia tienen duración a largo plazo, y si lo único que uniera a todos estos tipos de éxito fuera que a ellos los amamantaron más tiempo, entonces sí, eso sería un hallazgo notable. Sin embargo, todavía hay un montón de otras cosas que podrían estar causando el patrón a pesar de que sería pedir demasiado que un estudio de este tamaño descarte todas las alternativas posibles. Esa es la desventaja de estudios sobre temas como este; grandes grupos de seres humanos son alucinantemente complicados y persistentemente frustran nuestros limpios y agradables métodos científicos.
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También se reporta que las pruebas de coeficiente intelectual son mejores indicadores de la condición social, la confianza, sesgos culturales y así sucesivamente. Medir el intelecto a través del CI es una cuestión muy problemática, el Libro Guinness de los Récords Mundiales retiró el título de la “persona más inteligente” en 1990, como resultado de esto. La inteligencia es algo cada vez más difícil de medir con precisión, y las pruebas de CI son persistentemente cuestionadas en cuanto a lo que realmente están mostrando. Así que la afirmación de que la lactancia materna está relacionada con el aumento de la inteligencia es quizás exagerar las cosas. Sería más justo decir “la lactancia materna se vincula con puntuaciones más altas en una prueba que todo el mundo está haciendo mejor en general de todos modos”, pero eso es menos “llamativo”.
The Skeptical OB también comenta el estudio, señalando que casi cualquier cosa influye en los resultados de coeficiente intelectual.
Los autores del paper muy precavidamente hablan de una asociación y sabemos que correlación no es causación — no entiendo por qué algunos periodistas convierten una en la otra.
Por si fuera poco, hay casos en los que preferir la leche de fórmula sería la opción correcta, incluso si el estudio y sus conclusiones no presentaran los problemas ya mencionados:
Para la mayoría de la gente, la lactancia materna no es como enchufar un cargador de teléfono, es un proceso difícil y exigente. Tal vez algunas nuevas madres ponen su propia comodidad por encima del bienestar de su bebé y eligen la fórmula porque es “más fácil”, pero ¿qué pasa con aquellas que no pueden amamantar por motivos de salud? ¿O porque no tienen dinero y deben volver al trabajo tan pronto como sea posible, dejando a su bebé con los cuidadores? Hay muchos casos en los que optar por la fórmula sobre la lactancia materna es señal de una buena madre, pero muchas personas no pueden o no van a verlo de esa manera.