En febrero, un estudiante del colegio Dámaso Zapata (Bucaramanga, Santander) pidió que lo eximieran de la clase de religión porque, a pesar de que el colegio es público, la asignatura es usada para hacer proselitismo católico —algo que las directivas del colegio negaron enfáticamente, mintiéndole al diario Vanguardia—.
El colegio respondió por escrito y tomando represalias contra el estudiante, quien se vio en la obligación de presentar un segundo derecho de petición en el que deja claro que no le interesa ser reclutado en el catolicismo:
Quiero recordar que el aumento de la carga académica de manera injustificada, la adición de materias a evaluar por parte del colegio, y la aplicación de procesos evaluativos no impartidos igualmente a los pares educandos, o sea, a mis compañeros, es un acto represalio con mi condición particular y mi posición religiosa, en cuanto la norma constitucional exige a la autoridad académica muy claramente retirar la asignatura comprendida como religión, y no habla de ninguna otra acción académica posible.
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[A]unque usted provisionalmente me ha puesto unas guías aparte del resto del salón sobre otras religiones y se me dio la oportunidad de exponer las religiones que me llaman la atención, eso no cumple mis expectativas, pues aunque me gusta mucho saber de otras religiones, a los invitados Krishna que llevé usted no les permitió usar el atuendo propio de sus costumbres, no me cumplió cabalmente con el videobeam, malogrando el gran esfuerzo de hacer las diapositivas para exponer mejor y además las guías que me ha dado sobre otras religiones resultaron descargadas de páginas católicas, como pude comprobar después y por lo tanto no son imparciales en su contenido; igual pasa en que lo que hemos visto en la materia de sociales, donde las guías hablan de religión como si fuera ciencia en ya dos temas hasta el momento. Todo eso me hace pensar que la única religión que a ustedes les gusta es la católica y hay muchos compañeros como yo que no la profesamos.
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Petición: En consideración a todo lo anterior y solicitando la reconsideración de su actuación o esperando una resolución suya que aclare de fondo el asunto le pido:
1. Que se reconozca mi calidad de miembro de la comunidad No Católica de Bucaramanga.
2. En consecuencia se retire por interés del peticionante, o sea yo, todo evento evaluativo, conmemorativo, educativo y académico relacionado con la materia de religión, así como otros procesos de adoctrinamiento posible en el área antes mencionada (y en las otras) de la carga académica anual vigente y a posterioridad, tomando especial atención en los informes de resultados o calificaciones académicas.
3. Que no se asigne ninguna carga académica adicional que se efectué como trato desigual o coactivo. Usted entiende.
4. Que se otorgue como tiempo de libre disposición el espacio destinado a dicha carga académica.
Pues vaya que a ese colegio se le da fatal ofrecer una educación medianamente decente, integral y basada en la evidencia (o, como yo la llamo, “una educación” a secas).
Esta moda de usar los colegios públicos como centros de reclutamiento católico tiene que acabarse, Colombia es un Estado laico.
(imagen: Instituto Técnico Superior Dámaso Zapata)