El 2 de febrero, My President Juan Manuel Santos volvió a invocar a su amigo imaginario para apoyar el proceso de ‘paz’:
Hoy nos consagramos a la Virgen de los Remedios en Riohacha para la consecución de la Paz en Colombia. pic.twitter.com/FWZnuyEgwG
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) February 2, 2015
Porque rezarle a una palestina del siglo I que follaba palomas va a conseguir lo que no se pudo en casi 100 años que el país estuvo consagrado al corazón del zombie judío —figura mitológica central— de esa misma superstición.
Oh-oh, esto es incómodo: el papa Francisco legitima la violencia y hace apología del terrorismo — lo de ellos no es precisamente la paz, sino la violencia, el miedo y la imposición.
Pero no es de extrañar, ya que el proceso de ‘paz’, además de todos sus fallos teóricos y conceptuales, fue infectado con religión desde el inicio y no ha hecho más que empeorar.
Por si no fuera superstición suficiente para dañar cualquier iniciativa (por muy bien diseñada que fuera, y el proceso de ‘paz’ no lo fue), resulta que, además, el Ejército Nacional somete a los soldados a la degradación religiosa antes de ir a “combatir al enemigo”:
¡Con razón nunca acaban con los terroristas! Ya lo he dicho antes: suprimir las facultades críticas de alguien que carga con un arma y está sometido a extenuantes ejercicios y rutinas es una pésima estrategia. Tener en un espacio reducido a muchas personas bajo la misma situación es una receta para el desastre a prueba de fallos.
Vaya forma de desperdiciar los recursos públicos (humanos, tecnológicos y de tiempo). Y eso que Colombia es un Estado laico, ¡qué tal que no!
(vía Luis Molina y Daniel Andrade | Imagen: Alex E. Proimos via photopin cc)