En el 2013, la gobernación de Santander inició el Cerro del Santísimo, una inmensa estatua religiosa que le costó la mitad de las regalías al departamento. Por su obvio violación al Estado laico, la estatua fue demandada, pero el juez permitió su construcción, con unos argumentos más bien endebles. La obra fue finalizada la semana pasada.
Ahora, el Tribunal Administrativo de Santander revirtió la decisión del juez y ordenó cambiarle el nombre a la estatua y reponer los recursos:
[E]l Tribunal Administrativo de Santander le ordenó a la Gobernación cambiar el nombre del monumento ‘El Santísimo’, instalado la semana pasada en un ecoparque que con recursos de regalías se construye en Floridablanca con una inversión de 43.000 millones de pesos.
Aunque en la Gobernación los funcionarios encargados del proyecto de turismo han reiterado que el nombre no es religioso y corresponde a una expresión aumentada de ‘Santander’ el Tribunal asegura que el término está íntimamente unido a una corriente religiosa y debe ser cambiado por otro que identifique realmente el carácter cultural de la región “sin asociar el complejo turístico con religión alguna”.
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El fallo le pide al administrador del ecoparque abstenerse de realizar actos oficiales y privados en los que quede comprometida la conducta oficial de los servidores públicos dentro del complejo turístico y no inaugurar el lugar hasta que se cumpla la sentencia.
El Tribunal también le solicita al administrador del parque turístico devolverle al departamento los 3.525 millones de pesos que costó la escultura en la que trabajaron más de 20 personas en los dos últimos años, entre arquitectos, escultores, calculistas e ingenieros.
La decisión resultó mejor de lo que cabía esperar, aunque habría sido ideal ordenar la destrucción de la obra — eso les enseñaría a no acercarse a ese muro infranqueable que debe existir entre religión y Estado… pero el Tribunal decidió dejar la obra, en vista de que estaba en su etapa de finalización (?).
Creo que esto sienta un terrible precedente. El mensaje que envía el Tribunal es que las normas de la Constitución son negociables y que esta se puede violar a placer, siempre y cuando la Justicia no llegue primero.
Pero este no es el peor precedente de todos: la semana pasada, la Corte Constitucional decidió que la estatua no violaba el laicismo (??), según ellos, porque no se hace proselitismo de una religión particular, sino que es “una figura alegórica a un ser superior”, que queda libre a la interpretación del observador. Y mi interpretación como observador es que sí discrimina, pues yo no necesito a ningún ‘ser superior’ ni memeces similares.
Jorge Pretelt (una ‘joyita’ de quien ya hemos hablado) es el magistrado responsable de esta ridiculez y aunque no es de extrañar que pretenda justificar el privilegio religioso y desconocer que Colombia es un Estado laico, sí es preocupante que en el Tribunal haya magistrados con un poco más de sentido común.
Ya que están buscando nombres para el parque, yo me permito proponer ‘Cerro Dumbledore’: sí, al igual que Jesús, es un personaje de ficción… sólo que nadie ha pretendido jamás amputar los derechos ajenos en su nombre, ni han matado en su honor — eso lo hace mucho mejor.
(vía Andrés Ospina y Johan de Aguas)