El tema de Charlie Hebdo ocupó toda la semana pasada y buena parte de esta y hubo temas que por cuestión de tiempo no alcancé a abordar — uno de ellos tiene que ver con otra atrocidad de naturaleza islámica: el caso de Raif Badawi, quien fue sentenciado a 1000 latigazos y 10 años de prisión por el ‘delito’ de pedir tolerancia en Arabia Saudita (?).
La semana pasada, Raif fue sometido a sus primeros 50 latigazos:
Raif Badawi había sido llevado a la plaza en frente de al-Jafali la mezquita en Jeddah poco después del mediodía. Había una enorme presencia de seguridad — no sólo acompañando a Raif, sino también en las calles y alrededor de la mezquita. Algunas calles también se habían cerrado.
Raif fue escoltado de un autobús y puesto en el medio de la multitud, custodiado por ocho o nueve oficiales. Fue esposado y le pusieron grilletes, pero su rostro no estaba cubierto — todo el mundo podía ver su cara.
Aún con grilletes, Raif se puso de pie en medio de la multitud. Estaba vestido con un pantalón y una camisa.
Un oficial de seguridad se le acercó por la espalda con un enorme bastón y comenzó a golpearlo.
Raif alzó la cabeza hacia el cielo, cerrando los ojos y arqueando la espalda. Se quedó en silencio, pero se notaba en su rostro y su cuerpo que estaba verdaderamente adolorido.
El oficial golpeó a Raif en la espalda y las piernas, contando los azotes hasta que llegaron a 50.
El castigo llevó unos 5 minutos. Fue muy rápido, sin descanso entre los azotes.
Cuando todo terminó, la multitud gritó: “¡Alá-hu Akbar! Alá-hu Akbar!” — como si Raif hubiera sido purificado.
Raif fue llevado en autobús, de vuelta a la cárcel. Toda la escena duró menos de media hora”.
Sólo le quedan 19 semanas repitiendo esa tortura y pasar los próximos 10 años de su vida en la cárcel, por pensar diferente. La sesión de ayer fue pospuesta, pues tras un examen médico se supo que las heridas de Raif no han sanado y que no habría resistido otros 50 azotes.
También esta semana, Waleed Abu Al-Khair —abogado de DDHH y defensor de Raif Badawi—, fue condenado a 15 años de prisión, por ‘delitos’ en relación con su compromiso con los mecanismos internacionales de derechos humanos, incluido el sistema de la ONU, y por “incitación a la opinión pública en contra de las autoridades”, entre otros.
Un juzgado había reducido la sentencia de Al-Khair a 10 años, pero la Corte de Apelaciones reinstauró la condena en su totalidad, a 15 años. Arabia Saudita, el país donde hay delitos de opinión y cuya corte de apelaciones aumenta las penas.
Hay que tener coraje para ser abogado de DDHH en un lugar tan propenso a la barbarie como ese (o cualquier otro país teocrático).