Waleed Al Husseini pasó 10 meses en una prisión palestina por ser un blogger ateo. Él pregunta por qué los no creyentes como él son abandonados por el mundo.
Al igual que muchas personas no religiosas de todo el mundo, yo uso el Internet para expresar mis pensamientos. Proporciona una forma relativamente segura de hablar libremente, sobre todo en un país donde la gran mayoría cree en una religión y no le gusta escuchar críticas. O eso creía yo.
Yo solía llevar un blog en árabe llamado “Nour Alakl” y administraba una página satírica de Facebook bajo el seudónimo de “Alá”. Pero en octubre del 2010, las fuerzas de seguridad palestinas irrumpieron en un café Internet y me arrestaron. Hasta entonces, había estado bajo la impresión de que tenía derecho a la libertad de expresión y a la libertad de culto. Pero en la cárcel, me dijeron que mis declaraciones en línea sobre la religión y el islam eran ilegales. Me dijeron que la sociedad no aceptaba tales críticas.
Fui golpeado por guardias de la prisión que exigieron saber quién me había hecho escribir contra el islam. En sus mentes, yo sólo podía decir estas cosas como resultado de un complot, una conspiración. La idea de que yo simplemente podría querer expresar mis pensamientos independientes era ajena a ellos.
Los 10 meses que pasé en la cárcel palestina fueron lo peor de mi vida. Enfrenté una presión constante para retraer mis declaraciones. Me dijeron que habían eliminado mi blog y que debía disculparme por publicarlo. Incluso cuando me liberaron, me dijeron que nunca debería de nuevo usar Internet, ni reunirme con los medios de comunicación.
Durante meses después de mi liberación, fui acosado por los servicios de seguridad que, además, me interrogaron y detuvieron sin causa. Recibí cartas de personas diciendo que querían matarme.
Sin embargo, mis puntos de vista no se pueden modificar con una pena de prisión o mediante persecución. Sigo creyendo que, a menudo, el islam se opone a los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Creo que el Corán retransmite que Mahoma exigió la muerte para los no creyentes. Muchos musulmanes pueden estar en desacuerdo con mi punto de vista, o interpretar el islam de manera más moderada, pero yo no puedo aceptar esta religión. Es lo que mi conciencia me dice.
Soy ateo. Creo en los derechos humanos. Tengo derecho a decir estas cosas.
¿De quién fue la culpa de que me trataran tan injustamente? El islam es una religión, pero también es una cultura. Ciertamente, algunas personas simplemente no pueden soportar vivir junto a alguien que no se ajusta a sus puntos de vista.
Finalmente me fui de Cisjordania a Jordania con una visa que obtuve de la embajada francesa. Ahora estoy en París, y he solicitado asilo. Después de seis meses, todavía estoy esperando una respuesta, y se ha vuelto cada vez más difícil conforme pasa el tiempo.
Desde aquí tengo la oportunidad de hacer un blog en árabe y en inglés como “orgulloso ateo”, pero ahora estoy efectivamente en el exilio. Estoy viviendo solo en una ciudad extranjera, separado de los amigos y la familia, todo por culpa de mis palabras.
Todavía no me siento seguro. Si no puedo quedarme aquí, y si no estoy protegido, entonces hay una posibilidad de que la Autoridad Palestina me arrestará de nuevo. Ese es mi miedo. Quiero estar activo, pero la seguridad es mi prioridad.
Mi esperanza es que la comunidad internacional se preocupe por aquellos como yo que son perseguidos simplemente por decir lo que piensan, estar firmes contra las leyes de cualquier país que limite las libertades básicas de pensamiento y de expresión. Somos humanos, y libertad significa vivir nuestras vidas sin lastimar a otros. Lamentablemente, las leyes en todo Medio Oriente —desde el norte de África hasta el Golfo— limitan los derechos de las minorías religiosas y no creyentes.
La comunidad internacional debe hacer más por proteger la situación de estas personas. Hay muchos de nosotros que necesitamos hablar y ser puestos en contacto, incluso si utilizamos cuentas de Facebook falsas por nuestra seguridad. Debemos expresar nuestros pensamientos y nosotros mismos. Simplemente deben permitirnos esta libertad básica.
(Imagen: SonOfJordan via photopin cc)