vía el New York Times:
El miércoles, hombres armados no identificados mataron a cuatro trabajadores de la salud que participaban en una campaña contra la polio en el suroeste de Pakistán, poniendo de relieve el desafío que enfrenta el país para detener la propagación del virus.
Pakistán es uno de los tres países en el mundo, junto con Afganistán y Nigeria, donde la poliomielitis sigue siendo endémica. Pero incluso mientras Nigeria ha logrado detener el aumento de nuevos casos, el virus se ha propagado a tasas alarmantes en Pakistán, con 260 nuevos casos reportados en lo que va del año, en comparación con 64 en el mismo punto en el 2013, de acuerdo con las estadísticas de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis.
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Los trabajadores de inmunización han estado repetidamente bajo fuego de los militantes paquistaníes, y ese pareció ser el caso de nuevo el miércoles, aunque ningún grupo se atribuyó la responsabilidad. Entre los militantes está extendida la visión de los trabajadores de inmunización como potenciales espías y agentes de Occidente.
Tras la embarrada de la CIA, es comprensible que los paquistaníes tengan motivos para dudar — pero el costo humano de esa desconfianza es demasiado alto: están muriendo sus vecinos, amigos y familiares.